4 de enero de 2006

Cómo hablar

Cómo expresar, León, la necesidad de ese viento despeinándote, agitando las copas de los árboles en mi parque de la infancia, el viento eterno de mi ciudad que en su escudo lleva tu silueta. Cómo hacerte entender que yo algún día debía mostrarte la palmera y la farola que delimitaban mi portería favorita en aquellos partidos de fútbol, aquellos juegos de verano en los que yo –aún no me crees– aportaba muchas veces el balón. Cómo recorrer contigo la Seo y no marearme por esta pirueta del destino que nos ha situado a ti a y a mí ante nuestra verdad, el mayor reto del que podamos ser capaces, como los arquitectos y escultores de la catedral se enfrentaron a su propio abismo de belleza inmortal. Cómo despertar a tu lado la mañana de Año Nuevo y no buscar tu piel, cómo rozar tu pie con mi pie bajo las sábanas y no desear que un día me lleves a tu país, a la ciudad de tu infancia, para que también tú sepas que esto que no sabemos ni queremos explicar, nos esperaba.

1 comentario:

León Sierra dijo...

Y si no hablamo, chino...




¿qué pasaría?


bésame.