31 de marzo de 2008

The Decemberists: From My Own True Love (Lost at Sea)

No me he podido resistir a postear este otro vídeo de mi chico favorito de youtube. Sobrecogedora canción de un grupo, The Decemberists, a descubrir. Letras literarias y emocionales cantadas sobre melodías siempre tristes. Como esta.

FROM MY OWN TRUE LOVE (LOST AT SEA)

Four score years
Living down in this rain swept town
Sea salt tears
Swimming round as the rain comes down

Mr Postman, do you have a letter for me?
Mr Postman, do you have a letter for me?
A letter for me
From my own true love
Lost at sea
Lost at sea


Mr Postman, do you have a letter for me?
Mr Postman, do you have a letter for me?
A letter for me
From my own true love
Lost at sea
Lost at sea


DE MI AMOR VERDADERO (PERDIDO EN EL MAR)

Ochenta años
Malviviendo en esta ciudad barrida por la lluvia
Lágrimas de mar salado
nadando mientras cae la lluvia

Señor Cartero, ¿tiene usted una carta para mí?
Señor Cartero, ¿tiene usted una carta para mí?
Una carta para mí
De mi amor verdadero
Perdido en el mar
Perdido en el mar


Señor Cartero, ¿tiene usted una carta para mí?
Señor Cartero, ¿tiene usted una carta para mí?
Una carta para mí
De mi amor verdadero
Perdido en el mar
Perdido en el mar


Belle and Sebastian: Get me away from here I'm dying

No existe un vídeo oficial de esta canción. He encontrado un cover interpretado por este chico y he de admitir que, además de que canta y toca con extrema sensibilidad, él me parece simplemente delicioso. Recomiendo ver el resto de vídeos que tiene colgados en youtube. A veces, un fan interpretando una canción puede transmitir más que el propio creador. Este es el caso.

GET ME AWAY FROM HERE I'M DYING

Get me away from here Im dying
Play me a song to set me free
Nobody writes them like they used to
So it may as well be me
Here on my own now after hours
Here on my own now on a bus
Think of it this way
You could either be successful or be us
With our winning smiles, and us
With our catchy tunes and words
Now were photogenic
You know, we dont stand a chance

Oh, Ill settle down with some old story
About a boy whos just like me
Thought there was love in everything and everyone
Youre so naive!
They always reach a sorry ending
They always get it in the end
Still it was worth it as I turned the pages solemnly, and then
With a winning smile, the poor boy
With naivety succeeds
At the final moment, I cried
I always cry at endings

Oh, that wasnt what I meant to say at all
From where Im sitting, rain
Falling against the lonely tenement
Has set my mind to wander
Into the windows of my lovers
They never know unless I write
This is no declaration, I just thought Id let you know goodbye
Said the hero in the story
It is mightier than swords
I could kill you sure
But I could only make you cry with these words

SÁCAME DE AQUÍ, ME ESTOY MURIENDO

Sácame de aquí, me estoy muriendo
Tócame una canción para liberarme
Ya nadie las compone como antes
Aunque tal vez sea cosa mía
Aquí solo, hora tras hora
Aquí solo en un autobús
Piénsalo de esta forma
Podrías tener éxito o ser nosotros
Con nuestras sonrisas ganadoras, y nosotros
Con nuestras melodías y letras pegadizas
Ahora somos fotogénicos
Ya sabes, no tenemos otra opción

Me conformaré con alguna vieja historia
Sobre un chico como yo
Que pensara que hay amor en todas las cosas y la gente
¡Eres tan ingenuo!
Siempre acaban triste
Siempre es así al final
Pero merecía la pena cuando pasaba las páginas solemnemente, y entonces
Con una sonrisa ganadora, el pobre chico
Triunfa con ingenuidad
Al final lloré
Siempre lloro con los finales

Oh, no era eso lo que quería decir
Desde aquí donde estoy sentado, la lluvia
Cayendo contra el solitario bloque de viviendas
Ha disparado mi mente
a través de la ventanas de mis amantes
Nunca se enteran a menos que lo escriba
No es una declaración, simplemente creí que debías saberlo
Adiós, dijo el héroe de la historia
Es más fuerte que una espada
Seguro que podría matarte
Pero yo solo podría hacerte llorar con estas palabras

24 de marzo de 2008

Raymond Carver

Cariño, envíame por favor el cuaderno que dejé
sobre la mesilla de noche. Si no está sobre la mesilla,
mira debajo de la mesilla. O incluso debajo de la cama. Está
en algún sitio. Si no es un cuaderno, serán solo
unas líneas garabateadas en algunos trozos
de papel. Pero sé que está allí. Tiene que ver
con lo que oímos aquella vez de nuestra amiga doctora, Ruth,
acerca de la mujer mayor, ochenta y tantos años,
"sucia y cubierta de roña" -en palabras de la doctora- tan
abandonada que la ropa se le había adherido
a la piel y tuvieron que despegársela
en la Sala de Emergencias. "Estoy tan
avergonzada. Lo siento", no dejaba de decir. ¡El olor
de la ropa le quemaba los ojos a Ruth! Las uñas de la mujer mayor
se le habían salido y comenzaban a curvarse
hacia los dedos. Luchaba por respirar, la mirada
desviada de terror. Pero fue capaz, incluso así, de entregarle
parte de su historia a Ruth. Había sido una jovencita de
Madison Avenue, pero su padre la desheredó después de
que ella se fuera a París para bailar en el Folies Bergère.
Ruth y parte del personal de la Sala de Emergencias creyeron que estaba
alucinando. Pero les dio el nombre de su hijo con quien no tenía contacto que
era gay y tenía un bar gay en la misma ciudad. Él lo confirmó
todo. Todo lo que dijo la mujer era verdad.
Después le dio un ataque al corazón y murió en los brazos de Ruth.
Pero quiero ver qué más anoté de todo lo que oí.
Quiero ver si es posible recrear cómo fue
hace sesenta años cuando esta joven salió del barco
en Le Havre, bella, preparada, determinada a triunfar
en el escenario del Folies Bergère, capaz
de lanzar patadas por encima de su cabeza y saltar a la vez, de llevar plumas
y medias de malla, de bailar y bailar, sus brazos entrelazados con
los brazos de otras jóvenes en el Folies Bergère, de
levantar las piernas en el Folies Bergère. Quizás está
en aquel cuaderno de tapa azul, el que
me diste cuando llegamos a casa de Brasil. Puedo ver
mis escritos al lado del nombre del caballo ganador en la pista
cerca del hotel: Lord Byron. Pero la mujer, no la suciedad, eso
no importa, ni siquiera que llegase a pesar casi 150 kilos.
A la memoria le trae sin cuidado dónde habita y se burla
del cuerpo. "Comprendí algo sobre la identidad una vez", dijo
Ruth, recordando sus días de prácticas, "todos nosotros jóvenes estudiantes de medicina con un cadáver al alcance de la mano. Allí es
donde lo humano
permanece -en las manos." Y las manos de la mujer. Anoté algo
en el momento, como si pudiera verlas ancladas a sus
caderas estrechas, las mismas manos
que Ruth dejó caer, y ya no pudo olvidar.


He querido que Carver hablara antes, no puedo hacerlo de otra forma con mi escritor favorito. El escritor de los tránsitos en lo cotidiano, tránsitos más o menos virulentos, cambios de la percepción de uno mismo o de la persona con quien compartimos la vida en el presente o el pasado. Carver, con su estilo depurado (por cierto, sugiero investigar en la red la influencia de su descubridor y primer editor -Gordon Lish- en ese estilo), disecciona el alma del hombre contemporáneo y muestra su verdad más dolorosa, profunda, sin patetismo ni falsa complicidad sino con la implicación de quien ha vivido las situaciones que narra.

La poetisa Tess Gallagher, su viuda, marcó un antes y un después en la carrera y en la vida de Carver. Con ella dejó el alcoholismo, empezó a escribir tanta poesía como narrativa breve, y abandonó la estricta tutela de Lish exigiendo que los retoques a su prosa fueran mínimos. Es extremadamente llamativa la relación de Carver y Lish, pues se ha demostrado que buena parte del minimalismo y la desnudez que se atribuyen a Carver es en realidad obra de Lish, quien "peló" los relatos de los dos primeros libros de Carver al extremo de reducir alguno a la mitad y reescribir numerosos finales. Pasa que, en general, a Carver le gustaban esos cambios, y pasa que a mí también, y mucho. Solo algún relato como "A small, good thing" (de hecho, Carver lo hizo republicar más adelante en su forma primitiva) sale perdiendo con la edición de Lish. Tanto en "Cathedral" como en "Elephant", Carver retiene ese minimalismo y desnudez a los que le forzó la implacable mano de Lish, esta vez en libertad. Pero es curioso: prefiero sus dos primeros libros, "Will you please be quiet?" y, sobre todo, "What we talk about when we talk about love".

En fin, me desvié (nada inocentemente) del tema. Tess Gallagher acompañó y estimuló a Carver hasta sus últimos días, cuando un cáncer de pulmón se lo llevó demasiado pronto en 1988. Ella estuvo en Madrid en abril del año pasado, concretamente en la Residencia de Estudiantes. Fue una lectura de poemas suyos entre los cuáles se haya este, carveriano donde los haya, surcado por el amor y el dolor. Disfrutad de él:

Dejo de escribir el poema
para doblar la ropa. No importa quién vive
o quién muere. Todavía soy una mujer.
Siempre tendré mucho que hacer.
Doblo las mangas de su
camisa. Nada puede detener
nuestra ternura. Volveré
al poema. Volveré a ser
una mujer. Pero por ahora
hay una camisa, una camisa gigante
en mis manos, y en algún lugar hay una niña pequeña
de pie junto a su madre
mirando para ver cómo se hace.


19 de marzo de 2008

Retroceso

Impulso. Retroceso.

Los días acumulados como tickets de metro, inservibles ya, impreso en sus anversos mi dolor por cada estación que dejé atrás sin ti.

El puto océano. La puta soledad del desayuno y la comida, sin tu cara de sueño al despertar o tus besos de postre. Ya no ceno, como mucho me tomo un yogur o un sandwich de pie mientras hago otras cosas. Prefiero salir, trabajar hasta rendirme, lo que sea en vez de volver a comer solo entre estas cuatro paredes antes de abandonarme al sueño.

Jamás puse tanto cuidado en el lugar donde vivo. Jamás me esmeré tanto en cada detalle, en su limpieza, en su calidez. Y sin embargo, cada vez me parece más lo que es: un sitio para una sola persona.

Trato de pensar (y rápido) cómo. Poder tocarnos, amarnos sin paralizar al otro, acompañarnos en la vida. No solemos estar muy de acuerdo últimamente, se ve que nos hace falta la mirada (¿te acuerdas: "mi tiempo en tu mirada"?), pero en algo llevas razón: esto, para nosotros, es nada.

¿Será posible? ¿Cuándo? ¿Dónde? Me lo pregunto frente a esta pantalla de ordenador; mientras, Güili crece y poco a poco olvida a su tío, ese que odiaba encontrar pelos de gato en la ropa y que ahora los echa tanto de menos.

Así somos los humanos, Güili. Así de extraños.

15 de marzo de 2008

Maruja

Me dice mi mejor amiga que no podría haber aterrizado en mejor barrio en Madrid, y cada día que pasa estoy más de acuerdo con ella. Todas estas calles entre Alberto Aguilera y Cea Bermúdez bullen con tiendas de pequeños comerciantes, especializadas, y no hay nada que uno necesite y que no pueda comprar en alguna de ellas. Libros, pulpa de fruta tropical para congelar, o alpargatas...



"Calzados Maruja" es un negocio con más de ciento veinticinco años de antigüedad, aunque no siempre haya estado situado en la calle Fernando el Católico. Lo sé porque, atráido por la belleza de una caja registradora como nunca había visto, entablé conversación con la propietaria. Cariñosa y brusca al mismo tiempo, me dejó fotografiar esta pieza de museo, aunque su perfecto funcionamiento quiera negar esa condición de mero testimonio del pasado. No le pregunté su nombre, aunque intuyo (¿por qué será?) que se llama Maruja, y su tienda es la única en la que pude encontrar el tipo de zapatillas de andar por casa que necesitaba: abiertas por delante y detrás, ni demasiado finas ni demasiado abrigadas, de un color agradable. Y sí, esta tienda de toda la vida las tenía, y a un precio justo pues son fabricadas en España en unas condiciones, a buen seguro, justas.



Será por esa dedicación, esa lucha por salir adelante en esta época de franquicias, que la caja registradora estaba llena de billetes y monedas como me hizo notar Maruja con una sonrisa pícara que no desdibujaba su generosidad, su complicidad conmigo: un chico solo, arrasado por la nostalgia pero con ganas de habitar en plenitud la ciudad que, por segunda vez, le ha acogido en su cálido seno.



Nunca está de más el contacto humano. Al contrario, yo lo echo de menos.

11 de marzo de 2008

Solo son vidas

Xhelazz, DJ zaragozano al que acabo de descubrir gracias al CD de marzo de Rockdelux, me ha tocado. No es mi género favorito, aunque cada vez me sorprendo más disfrutando de esta poesía del día a día clavada sobre ritmos repetitivos pero tremendamente adictivos. Esta canción, además de poesía, es pura inteligencia y sensibilidad. Escucha, descúbrete en esta multitud de vidas...



SOLO SON VIDAS

María se muere de cáncer,
Pablo fumó su primer cigarro ayer.
Alicia jamás va a volver,
nunca lo superó Javier.
Eduardo borracho llega a casa,
Olga corre a esconderse con Diana.
Laura por fín ha sido mamá.
Raúl desaparece del mapa,
Sara vomita para no engordar.
Manuel come los restos que en la basura deja Clara.
A Marcos lo han vuelto a encarcelar,
Carmen grita libertad.
Fernando tiene miedo,
Moises sigue llorando en silencio.
Rebeca se abrocha el cinturón de seguridad,
Nacho ya no puede levantarse de la silla
a abrazar a Soledad.
Rosa y Ángel desean una hija,
así nació Silvia.
Nuria se acostó virgen,
madre se despertó Patricia.
Alfredo cuela en España a Gladielo y sín papeles.
Paco rechaza inmigración pero elige a Joandra en burdeles.
A Inés no le gusta que le toquen,
Sofía cobra por ello.
Jorge no lo haría,
Iván paga por tocar a Consuelo.
Pedro está enfermo y se muere,
Carlos quiere y no puede.
Sergio está fuerte,
Marta sueña con que la quieren,
Isabel con que la dejen,
Ramón no lo comprende.
No es un golpe contra el armario
lo que lleva en la cara Irene.
Víctor no se aclara,
Verónica besa a Alba,
Natalia no llega a fín de mes,
Juan y Elena trabajan y pagan los estudios de Andrés.
Pascual ya es viejo, nota que se va.
Ana acaba de llegar al mundo
y ya ha enamorado a Adrián.
Míriam echa de menos a Alan,
Cristina se muda con Paula.
A Eva conocidos le sobran,
a Carol amigos le faltan.
Rubén es feliz con Arancha,
Ricardo abandona a Charo,
Sonia su corazón ya ha ocupado.

David y Esther discuten a diario,
son Merche y Santiago quien más lo sufren
y callados en su cuarto.
Álvaro se ha escapado,
lo buscan Oliver y Lucía.
Bárbara aún llora su pérdida,
pero qué más da, si sólo son vidas…

Sólo son vidas,
te has parado a pensar qué parecidas son la tuya y la mía?
sólo son vidas.


Alberto a las séis entra en fábrica,
a las diez sale Marina.
Andrea olvida fichar
a Belén no le pagan lo que a Germán.
Mónica enseña el puesto nuevo a Pilar.
Aunque Héctor se oponga,
Oscar despide a Fermín,
se tiene que marchar.

Agustín no llena la nevera,
tiene hambre Nerea.
Jose trae esperanzas
Alfonso desilusiona a César.
Luis da puñetazos,
Elías está sangrando,
Raquel a la ambulancia ha avisado.
Beatriz pregunta qué está pasando.

Jesús no sabe qué hacer en el futuro,
aprueba oposiciones Arturo.
Rocío se maquilla para quitarse edad,
Vanesa maquillada parece más mayor,
así Tomás en la discoteca no pide el carné al entrar.

Enrique vende pastillas a Alejandro,
Dadi las ha adulterado,
Teresa las ha tomado,
un tembleque raro siente Juanjo.
Gustavo recuerda la sonrisa de Carla,
el mejor grafiti de Antonio
es el pintado en memoria de Tamara.
Darío entrevista a Roberto,
Tania cruza los dedos.
Emilio tiene talento,
Noelia no confía en Diego.
Macarena odia las fronteras,
Aurelio siente los colores de la bandera.
Joaquín y Blanca reniegan de su tierra,
Hugo gasta en bingos la paga.
Begoña acusa a Adriana.
Victoria roba a Cristin,
Aurora vigila a Adam.
Felipe se obsesiona con Ángela.
Dentro de un mes se casa Lorena,
para Rosana su matrimonio es una condena.

Almudena visita la tumba de Rafa,
Ángeles abraza a Susana.
Fidel seca las lágrimas de Yolanda.
El sexo para Federico es delito,
para Ismael deleite, sobretodo con Maite.
Nicolás afiló a Jaime.
Alex y Sandra se ven a escondidas,
Adolfo compra con regalos el amor de Sabrina.
Bruno respeta a Virginia.
Miguel fue el único que no visitó a Leticia.
Mario ya no entiende nada,
pero qué más da, si sólo son vidas...

Sólo son vidas,
te has parado a pensar qué parecidas son la tuya y la mía?
sólo son vidas.


10 de marzo de 2008

¿Y si...?

Empezaré señalando mi satisfacción por la victoria socialista de ayer (debida sobre todo a mi rechazo visceral al PP más que a mi entusiasmo por el PSOE), empañada sin embargo por la tristeza que me dio la caída libre de mi admirada y votada IU. Por curiosidad, y gracias a una herramienta encontrada en el blog de Vicente Navarro, he comprobado cuál habría sido la asignación de escaños si las Elecciones Generales fueran a circunscripción única; es decir, si la ley actual no estuviera hecha para satisfacer a los partidos regionalistas y nacionalistas.

Haciendo click en la imagen inferior, comprobaremos que UPyD y, sobre todo, IU, salen enormemente perjudicados por esta ley que, a mi parecer, tuvo mucho sentido en la Transición pero que treinta años después ha dejado de tenerlo. IU contaría con catorce escaños, siete veces más que ayer, mientras que UPyD (dicho sea de paso, nada santos de mi devoción aunque perfectamente respetables) tendría cuatro, el cuadruple. Dependiendo del mínimo porcentaje exigido podrían entrar más o menos partidos en el parlamento, aunque la asignación al resto solo cambiaría un escaño arriba o abajo. Lo más importante es que PSOE e IU sumarían mayoría absoluta o virtualmente equivalente a absoluta, qué idílico.


Pero, quién lo sospecharía, los que curiosamente saldrían perjudicados no serían los partidos regionalistas y nacionalistas. No, ellos se quedan igual. Los que más tienen que perder serían..., lo adivinaste: PSOE Y PP. No es comparable porcentualmente a lo que ganarían IU y UPyD, ¿pero quién quiere renunciar a unos cuantos escaños? ¿Y cómo cambiar una ley de tanto calado sin que se pongan de acuerdo entre los dos? Ciencia ficción.

Una trampa más de esta democracia.

Luz silenciosa


Plano de la noche, de nubes como algodón deshilachado contra el cielo oscuro. La cámara se desplaza acariciando el alba, se mueve de lo alto hacia el horizonte mientras amanece. Todo es lento, o mejor dicho, todo fluye en un tiempo perfectamente natural aunque tan lejos de los parámetros cinematográficos predominantes. Al final sale el sol, vierte su luz sobre la tierra y el Hombre, hace renacer en el nuevo día sus sufrimientos, su eterno dolor. Acto seguido contemplamos una casa en calma, sus habitantes, una familia cristiana en aparente armonía, la armonía que nace de la fe. No hay electrodomésticos, todo es a la antigua usanza, tanto que podríamos creer que se trata de hace unos cuantos siglos. Pero no. Es México, es el siglo XXI, aunque comprobaremos que el Hombre sigue padeciendo por lo mismo: el conflicto entre la realidad y el deseo como asentara para siempre el poeta.

Tras el desayuno apacible, idéntico a tantos otros desayunos, lo primero que escuchamos del protagonista, Johan, es un te quiero dirigido a su mujer, y solo ese te quiero pronunciado en ese preciso momento nos hace adivinar el grueso de la historia que vendrá. Y de aquí, poco a poco, esta se desarrolla en secuencias que rompen el tiempo y a la vez lo amalgaman en una unidad coherente, otro tiempo, el de esta película que es Cine, Cine donde cada movimiento, cada encuadre, es un acto de amor hacia el paisaje, hacia los actores, actores que dan vida -y nunca mejor dicho- a personajes torturados por el amor, por la religión, por los errores del pasado que les han conducido al presente. "Luz silenciosa" remite a Dreyer (por mucho más que su final), a Ophuls, a Bergman, a todos esos genios del séptimo arte que supieron enseñar a través del objetivo las entrañas de sus personajes, nuestras entrañas. Sin miedo al silencio, con las palabras justas, dejando que las imágenes griten la rabia, el desconsuelo, la pasión. Y cuando hay palabras, a menudo sirven para oontraponerse a las imágenes y desvelar lo que late. Y ahí resuenan verdades, como que el desamor nos desvincula del mundo, nos lo hace ajeno. O, frase que se me clavó en la memoria: "La paz es más fuerte que el amor".


El final de la historia, imposible de exponer toda su belleza, simboliza que la muerte no mata el recuerdo, que los muertos siguen viviendo, que la ausencia es demasiadas veces la más persistente de las presencias. Es un final tan delicado como ese beso en los labios entre dos mujeres separadas por el abismo entre la vida y la muerte, por el hombre al que aman, y que -como en el cuento- obra el milagro. Metáfora sobre metáfora, de resultado sobrecogedor y rubricado con un plano-secuencia simétrico del inicial mostrando en esta ocasión el ocaso. Acaba la película, y los imposibles siempre lo fueron y lo serán.


"Luz silenciosa", sí. Luz silenciosa.

3 de marzo de 2008

Eres

Te siento mucho más cuando no hablas, cuando no respondes, cuando haces como si no estuvieran en juego cosas tan importantes. Te veo, te veo como aquel último día cuando te distinguí en la distancia viniendo hacia mí que te esperaba en aquella esquina. Me susurras todo el rato, me acompañas cuando canturreo sin parar esa canción de Aute. Te palpo en el tacto cuando me acuesto, cuando me levanto, y mi cuerpo desnudo anhela recibirte porque eres mi hombre. Te huelo, León, te huelo a veces por las calles, entre la multitud. Y, también, te saboreo en sueños.

Eres, amor mío. En cada acto, cada puñalada del recuerdo.

2 de marzo de 2008

...

No parece posible, la mente los registra pero es incapaz de vincular los pedazos de vida separados por solo unas horas, unos días. Quito, yo como un alumno más de tus clases, viviendo la experiencia de verte actuar -y nunca mejor dicho- en lo que dominas y desata tu pasión. Madrid, un anónimo más en la Gran Vía, una cara de Hopper más tras el cristal de mi café favorito. Allá, un rollo de película girando a toda velocidad, una película que acabará como Casablanca pero sin un lugar que pueda quedarnos a los dos. Acá, un sueño en el que me ocurren todo tipo de casualidades, encuentros fortuitos que son puertas a lo conocido y lo desconocido, a los deseos que me recorren. Jamás me vi tan humano, tan insoportablemente leve, jamás fui tan consciente de que todas las marionetas tienen que cortar sus cuerdas y echar a andar, tú una marioneta, yo otra, nuestro amor la más triste de las marionetas. Muchas veces me faltó vehemencia, tal vez ahora me sobre. No puedo evitarlo, no quiero. Eres el hombre más bueno del mundo. Eres el hombre que me ama. Eres el hombre que me rescató de mis miedos. Nos separan once horas de avión, unos cuántos miles de kilómetros. Nos separa que somos homosexuales, que no crecimos al ritmo de los otros, que a los treinta y pico tenemos otras fijaciones, otras necesiades. Llegará la primavera, amor mío, aquí donde hay estaciones, y todo lo que revivirá me recordará a lo nuestro en la esperanza de que también reviva. Aquella noche, cuando me llevaste a esa playa donde el mundo perdía su horizonte, me bañé en un océano que era un monstruo descomunal, oscuro, y quise habitar para siempre esa escena, congelar la película de mis últimos días en Ecuador en ese preciso lugar, en ese mismo instante. La vida, la muerte, la grandeza de amar a esa persona, tú, que dormía a menos de cien metros mientras yo desafiaba al monstruo, se me revelaron con una vividez que no era de este mundo. Ahora el océano no está, no están las montañas, no están las laderas al otro lado del parabrisas. No está tu mano al alcance de la mía, no estás dentro de mí cuando resbalo en otras sábanas, cuando mi mente se pierde en evocaciones tan cercanas y -grietas de la contigüidad- tan lejanas. Y nuestro contacto, qué decir de su histerismo, nuestra incapacidad para transmitir, para escuchar. Duele en la misma medida que dolería la nada. No sabemos, no podemos. y eso hace más amargo el sabor de la ausencia. Porque la ausencia tiene sabor, olor, tacto. La ausencia aúlla en la multitud y en el silencio, se deja ver en la luz y en el vacío. La ausencia excita todos los sentidos, los dirige, los obliga a capturar la ciudad para capturar el rastro del otro, ese rastro que perseguimos sabiendo que no nos llevará a otro lugar que una vasta llanura arrasada por la lluvia, gritando un nombre como Leólo gritaba el nombre de aquella muchacha, enloqueciendo a fuerza de nostalgia por esa belleza perdida.

Lo bello y lo triste, amor.