23 de septiembre de 2005

Aquella timidez

¿Te acuerdas, cariño, de tu timidez? Quedamos para un café, o eso creías, y reímos durante horas, nuestros ojos iluminados por las velas, y fue luego a la noche cuando vagando nos encontramos camino de tu casa, tan normal subir y tomar algo, hojear fotos, escuchar música, rodearte entre mis brazos y decirte “Bobo...”, pasar del sofá a la cama, sentir tu cuerpo contra el mío, tu boca contra mi boca, empezar a quererte, quedarme allí.

21 de septiembre de 2005

Con permiso de la locura

Son muchas las palabras mudas. Por suerte. De otra forma, si se oyera lo que pensamos, lo que sentimos, el pudor nos devoraría. La mente no descansa, elabora frases segundo a segundo, es una tortura. Sólo una película extraordinaria, el buen sexo o la música logran despejar esa tormenta perpetua. Pero el resto del tiempo pensamos, hablamos, decimos todo lo que diríamos si pudiéramos decirlo. Vivimos palabras, hasta movemos los labios dibujándolas en un pensamiento. A solas, en la calle, en un café... Todos con nuestro discurso, nuestro mundo ajeno a la luz, a los objetos. Ese mundo neuronal donde todo se conecta, todo vuelve a ser mirado de una y mil formas. Los amantes se recuperan, los lugares se imaginan, los deseos se cumplen, la furia estalla y el llanto discurre sin lágrimas... Un mundo del que al menos somos los dioses. Con permiso de la locura, eso sí, porque entonces nos convertimos en personas.

19 de septiembre de 2005

Monólogo del día a día (III)

Te pienso. Estoy sentado en un banco de parque. El sol de mediodía se filtra entre los árboles y calienta mi cuerpo en temblor. Ha llegado el otoño. Grupos de personas, en su mayoría chicos trajeados de mi edad, pasan conversando. Casi siempre es el fútbol. Pero no quiero hablar de ellos, ni del frío. Lo que quiero decir es que te pienso. Te pienso y conjugo en pasado, en presente, incluso en futuro aunque me cueste. Verbalizo ideas, recuerdos, esperanzas. Sumo y mezclo, revivo y fantaseo. Tú, tú, tú... Como en las novelas. Me tenía que pasar a mí. Enamorarme, tener que fingir, hacer como si... Te pienso. Y sí, es bello, pero duele, vaya si me duele. Y a ti no puedo culparte, como en las novelas de amor soy el que espera, el enamorado que lo justifica todo. ¿Qué culpa podrías tener, tú que eres el ser perfecto? Claro que sería difícil estar juntos, claro que intuyo lo complicado. ¿Pero en qué novela el que ama no se ciega ante las complejidades? No, yo te pienso y eso es todo. Porque es todo, porque mi mente colapsa en tu pensamiento hasta cerrar el espacio y abolir el tiempo. Tú eres mi big bang. Y al explotar el tiempo corre de nuevo, el espacio se despliega y vuelve el sol otoñal, los muchachos hablando de fútbol, la conciencia del regreso al orden, tal vez las lágrimas. Yo también quiero expandirme a tu lado, quiero volar contigo, mi amor. A ninguna parte. O a todas. Quiero que venga el escritor de la novela y escriba un final feliz.

15 de septiembre de 2005

Monólogo del día a día (II)

Hoy todo será distinto, se dice. Se afeita la barba escasa como cada mañana. Luego viene el after-shave, el desodorante, la colonia... Hoy va a ser diferente. Si la corbata me aprieta, la aflojaré. Si necesito descansar dos minutos, me levantaré a por un café... El tazón de desayuno apurado entre noticia y noticia, el traje planchado la noche anterior armándose sobre su cuerpo. Treinta y cinco años, ¿esto va a ser siempre así? Las llaves colgando de la puerta, dos vueltas y escaleras abajo, calle y caminata de tres minutos exactos hasta el metro. Ocho de la mañana, un enjambre humano agolpándose en la plataforma. Un día más... Ocho horas, o nueve, o diez... Mi jefa... Ese lameculos... Llego tarde... Y sin embargo, cada hormiga carga con su peso en solitario, sin transparentar su angustia. Cuando las puertas se abren, las hormigas se empujan unas a otras dificultándose el paso, haciendo más dura la carga.

Monólogo del día a día

Te amo
Sólo tres sílabas
En rima contigo

Tres sílabas
Al pensar en ti
Y siempre pienso en ti

Tres soplos en fuga
Te amo
Me llena el amor

Te amo
Hace tanto que te amo
Y no ceso

12 de septiembre de 2005

Hacia ti

Si las ideas huyen de los labios
Si el abrazo se alarga
O me duermo en tus ojos
Mi centro se deshace
Me puedes
Me ganas en el combate

Corro desnudo por la pradera
El frío quema mi piel
Tú ni me persigues
Sólo miras

Es el amor
Ese bastardo que no sabe llamarse
Pasión, cariño o violencia

Es el amor
Ese fantasma cercano
Ese pozo sin fondo

8 de septiembre de 2005

South London boy

Me dijiste
"I'm a South London boy"
Orgulloso
Las manos en tu cintura
Postura de cowboy
Quizás South London cowboy

Desnudo
Desarmado y bello

La tele encendida
Fotos entre las sábanas
Y la noche
Apagada