28 de diciembre de 2009

H de hombre

No, no era el vértigo de dejarte, tu sabor por toda mi piel, no... Hoy, todas estas horas hasta el momento en que escribo (en esta noche casi cálida de invierno, en esta melancolía de tus besos), he pensado en ti. Y la razón lo contraindica, y ciertas evidencias que ni tú ni yo ocultamos, y mi propio y múltiple deseo previo a nuestro encuentro. Pero qué importa ya todo eso, si hoy lo has llenado todo. Dime qué importa ya si hoy nos hemos repetido que sí, que queremos vernos otra vez, sin que suene a exigencia, sin que despierte temor, simplemente porque es la verdad y eso basta.

Eres el resumen de un año, Hache. No, eso aún no te lo he dicho, pero si algo tenía que pasarme estos días eras tú, al filo de un amanecer improbable, sin más preámbulo que tu sonrisa, el destello en la oscuridad de tus ojos, tu boca avanzando en el espacio menguante entre nuestros cuerpos. Eres la parte que contiene al todo: eres la fascinación que aún me estremece, eres la risa que aún echo de menos, eres la mirada que volverá a arrasarme. Eres, por si no lo sabías, el sexo que he practicado estos meses sin apenas encontrar este valor añadido, lo que en el fondo buscaba, lo que siempre he perseguido y que, cuando lo he logrado, ha dado lugar a vínculos inolvidables (qué intensos esos vínculos, Hache, otro día, cuando nos encontremos de nuevo, te lo cuento...). Eres un año mareante, un año de cambio necesario en mi vida, un año de vida en definitiva tal y como debe vivirse: a tumba abierta. Lo único, Hache, es que hay veces que podría haberlo hecho mucho mejor: arrebatos torpes, decisiones torpes, palabras torpes... He causado dolor y no puedo justificarlo con el dolor que yo también sentía, y lo peor es cuando tampoco vale con una disculpa, ni con mil disculpas. No, no siempre vale con lo máximo que uno puede ofrecer cuando el mal ya está hecho.

No pido nada al 2010. Sé que lo que venga dependerá tanto de mí que no le pido nada. Tampoco lo espero: si lo quiero, iré a por ello. Sé que de ahora en adelante no se detendrá mi latido. Sé que el tiempo no corre a favor de nadie y por eso lucharé como una fiera por mi deseo. Sé que volveré a arrepentirme alguna vez que otra, aunque ahora que soy más alumno que nunca trataré de aplicar todo lo aprendido este año.

Gracias, Hache, por protagonizar esta última pieza del puzzle. De alguna forma, has metabolizado mi maraña de sentimientos en algo hermoso, natural, profundamente humano. Y gracias, sobre todo, a quienes habéis estado allí en la presencia o en la distancia, porque yo también os quiero mucho y porque, sin vosotros, sería menos consciente de que estoy vivo, de que permanezco vivo.

Es la piel

Desde el primer contacto, ese golpe de labios contra labios, una mano en un hombro, una cadera, un pulgar que prolonga el dibujo de una ceja. Y no pretendemos que eso es amor, ni tú ni yo fingimos nada. Es la piel, es inexplicable, es perfecto.

Hoy, casi corriendo a tu casa, el miedo a que no pudiéramos retomar el deseo donde hace unas horas lo dejamos, en la puerta de un taxi que se cierra, pero me abres otra puerta, la tuya, y, como esta madrugada, tan sólo me besas (no te presentaste, tu saludo fue tu sonrisa, tu mirada de niño, tu boca aproximándose a mi boca), me tocas, te toco, nos reímos, torpes en el sofá, más diestros en la cama, y no pretendemos que va a durar, no fingimos lo que no hay, es la piel que nos gana, que nos recobra al afecto naciente, nos mecemos en la tarde de un domingo que pareciera hecho para nosotros, y todo lo haces bien, y me siento guapo y hábil y divertido, y me fascino de ti (tu estómago, tu cuello, la línea de la ceja que vuelvo a prolongar con mi pulgar), y no hay prisa ni intermedio al triunfo de la piel, y ya apenas pretendemos que no hay nada más, no fingimos neutralidad porque sería absurdo, y me confundo, y me encanta estar confundido así, en el barrio donde nací, con un chico que dice estar a gusto en Zaragoza, Hache te llaman, y pasan dos horas desde la primera vez que digo me voy, y no me voy, tú no me dejas y yo no quiero, ¿cuántos besos hoy, Hache?, ¿cuántos...?, y me das tu email, me lo haces recordar luego, hasta tus apellidos recuerdo, los dos, y no sueño más allá porque soñar más allá es absurdo, lo único que quiero es lo que tú me haces casi prometer: vernos otra vez, cuando sea, saber que volveremos a vernos y nada más, ya sea en la capital o la próxima vez que yo regrese, aunque ya sabes Hache que yo vengo poco a mi ciudad natal, casi te desaliento con mi certeza, pero es cierto, guapo, no me gusta esta ciudad aunque tú la habites, aunque me confunda sentirme tan dichoso contigo mientras el tiempo avanza hasta la despedida, y es la piel, Hache, es la piel, apenas te dejo de verdad y bajo como puedo las escaleras ya deseo volver a tocarte, mezclar nuestros cuerpos y sucumbir al poder del tacto.

El avasallador poder del tacto.

26 de diciembre de 2009

Cosas pasando todo el tiempo

Cosas pasando todo el tiempo, burbujas que nacen, crecen, y estallan. ¿Podré con tanta melancolía, tanto deseo inagotado, tanto recuerdo volviendo al presente (volviendo a ser presente, negándose a ser recuerdo)? Maldita debilidad de encerrar la burbuja en mis manos y mirarla y adorarla. Porque soy débil para estas cosas, porque no encuentro otra forma de vivir que en la intensidad de un sms, una mano que se detiene en mi costado, unas palabras cálidas. Que nadie se asombre por mi resonancia, no debiera si en verdad me conoció y me quiso, o me conoce y me quiere, o simplemente su corazón late con más fuerza cuando piensa en mí, o cuando estoy a su lado y nos miramos y algo indescifrable ocurre. A mí me ocurre también, todo el tiempo, burbujas que me nacen en el pecho, crecen (arrebato, delicadeza, están hechas de mi piel), y estallan en éxtasis glorioso y punzante.

21 de diciembre de 2009

Las buenas cosas mueren bajo el sol

Sin lograr encontrar nada de nada,
ni una explicación ni un porqué
al que poderme aferrar.


20 de diciembre de 2009

Nana

Cuando era pequeño, mis padres me cantaban nanas. Hoy necesito una.

19 de diciembre de 2009

19 de diciembre

Demasiado ruido aún, demasiada incomprensión. Y en cualquier caso, la conciencia absoluta de los imperativos que abrieron el océano entre los dos, de su vigencia en el presente y lo que deja atisbarse del futuro. Tu vida, mi vida, ahondando con ímpetu en sendos caminos que echan sus raíces en el territorio elegido por cada uno. Tu carrera profesional, satisfactoria de nuevo. La búsqueda de la mía, al fin, y el estallido vital que ha traído consigo. Tu nuevo amor: muy joven, sensible, sé que me caería bien. Mi nuevo deseo insoslayable (me abandonaría al sueño mientras él conduce en la noche, y sus ojos me seguirían abrasando). Y el proceso del daño, ¿recuerdas? Sobre todo el proceso del daño.

Pronto cumpliré tu edad: treinta y cinco. Soy joven, nunca perderé mi juventud. Ya no. Tú, lo sé porque te he visto reír como un niño tantas veces, tampoco. La botella, tienes razón, flota en el océano. Y nada impide que siga flotando, así que deja de sentirte "detestado, borrado, olvidado". Los dos hicimos mal las cosas, antes de conocernos y también estando juntos en ciertas ocasiones. Ya nos hemos pedido perdón con razón, con mucha razón. No hay más que decir al respecto, las palabras han dado de sí todo lo que podían. Punto y aparte. Escribamos nuevos párrafos, tu carretera y la mía se pierden en el horizonte y prometen muchas emociones. No es probable que vuelvan a cruzarse, aunque tampoco imposible. ¿Qué debe importarnos hoy, ahora? Nada, créeme.



I have been here many times before, pero sigo aprendiendo. Aprendiendo el mundo, aprendiéndome.

Creo que la juventud era esto.

18 de diciembre de 2009

A Sangre Fría

Tras una noche de insomnio arrebatado, ésta es mi pieza de radio en torno a la novela de Truman Capote para mi asignatura favorita de este cuatrimestre que hoy termina. El esfuerzo final de unas semanas intensas, llenas, que me han cambiado la vida.



Que la disfrutéis.



Por cierto, debo agradacer de todo corazón a David C. Porto y Jose Luis Toral su sensibilidad y cariño sin los cuales esta pieza no sería lo que es. Es extraordinario contar en mi vida con personas como ellos que me quieren tanto (¿verdad que sí, Rubén, Teresa, Rut...?).

16 de diciembre de 2009

Bajo tu influencia

Puedo intuir, puedo sentir
Puedo intuir, puedo sentir, puedo ver
Que algo está cambiando
Para mí el cambio no es un extraño
No corro, no me escondo
No corro, no me escondo, no lucho
Contra lo que dispone el destino


14 de diciembre de 2009

Pido un deseo...

Bailar esta canción contigo. Y ahora, dejen que sople la vela.


13 de diciembre de 2009

Daydreams?

Eros y Tánatos dominando el sueño más largo y agitado que recuerdo. Doce horas más intensas que doce horas del día. Primero, Tánatos hundiéndome en el horror interminable, el llanto brutal, el alarido que me expulsaba a un breve despertar. Pero los dioses me seducían esta noche, y pronto me entregaba de nuevo al sueño para matar a quienes más quiero. La última víctima: mi madre. La muerte de la madre es la pesadilla más espantosa de todo hombre, y sólo entonces decidió Tánatos soltarme de sus garras y dejarme enfermo de dolor, huérfano, solo en el mundo. Y en el abismo apareció Eros, y fue el amor en forma de ternura quien borró el rastro de Tánatos. Pero la sorpresa fue que Eros me tenía reservado a un chico para dar y recibir esa ternura que, en las horas del día, nunca había osado ni siquiera imaginar como sujeto de tal sentimiento. Y sin embargo fue él a quien en mi sueño susurré, abracé, besé con suavidad en el cuello. Fue él cuyo pelo despeiné al abrir los ojos, cuyos labios devoré, cuyo cuerpo se desplomó sobre el mío tras el alarido final, un alarido de placer, extático, de este lado, el de la vigilia, donde el deseo es a menudo aplastado por la razón que nos dice: "No, él no...". Y ahora, turbado aún por el sueño, me preguntó sobre la naturaleza del deseo. Y pienso en su mirada de chico bueno, su boca desmesuradamente sensual, su imaginación sin límite, y me digo: "¿Por qué reprimiste un deseo así, sólo porque es indebido?".



"El amor, que al que es amado obliga a amar, me infundió por éste una pasión tan viva que, como ves, aún no me ha abandonado. El amor nos condujo a una misma muerte. El sitio de Caín espera al que nos quitó la vida.” (...) “Pero dime: en el tiempo de los dulces suspiros, ¿cómo y por qué os permitió el amor que conocieseis los turbios deseos?" (Dante, "La Divina Comedia")

12 de diciembre de 2009

Obstinación

No me detendré. No puedo, no quiero. Me fascinas, tu mirada aniquila el mundo cuando la fijas en mí, todo queda fuera de campo, tus ojos (tus ojos, tus ojos...) son radiactivos, me derrumbo en tus sílabas, percibo cada brillo de tu pensamiento. Qué extenso eres cuando me miras, me miras...

No me detendré, no está en mi naturaleza. Obvio los motivos por los que tendría que devolver las cosas a como estaban antes de aquel día, cuando algo más allá de nuestra voluntad determinó que debíamos acercarnos, empezar a cuidarnos, a querernos. Y ya estamos cerca, y ya me cuidas y no podrías negar que me quieres: te sientes diferenciado por mí, distinguido de la mediocridad del mundo como una silueta se recorta contra el infinito, y absorbes mi pasión apenas controlada con algo más que elegancia. Lo haces con tacto, asombro, calidez. No podrías hacerlo de otra forma.



Sí, sí, sí... Esta es la enfermedad más maravillosa que podía contraer ahora. Los síntomas son inequívocos, el diagnóstico es grave. Sígueme contagiando, te lo pido, resistiré hasta que juntos, un día, comencemos a sucumbir del todo, a placer, sin límite.

Esta enfermedad provoca alucinaciones, por eso fantaseo. No es una disculpa, es una advertencia...

10 de diciembre de 2009

Geometrías Cotidianas

Al fin, hoy he presentado la versión final de este trabajo para asignatura: composiciones con geometrías que me encuentro en mi camino diario a la universidad, fruto de una obsesión visual, de mi mirada habituada a formas perfectas en un mundo que dista mucho de serlo. También, un intento de poetizar lo euclidiano, de capturar la emoción de las formas, de subvertir la rutina de un trayecto de metro, de un tren de cercanías, de un camino desolado donde la geometría ha sustituido a la vida.



8 de diciembre de 2009

El amor se puso en el camino

¿Y si todo ha cambiado?
¿Y si ahora quiero más?

He devorado sitios donde jamás estuve,
me he vuelto salvaje en ellos.
Así que vente y derrúmbame,
lo deseo más que nunca.

No me marcharé.


7 de diciembre de 2009

Las manos



Las manos me están creciendo,
¿quién lo creyera?
(...)
Así es más grande la caricia entonces,
así de un solo golpe me defiendo.



6 de diciembre de 2009

El por qué inagotable

El tiempo te ayudará,
pero no será suficiente
para darte todas las respuestás al por qué inagotable...

5 de diciembre de 2009

En la crecida ondulante, en el sonido resonante...


(...)

Vibrando más claras,
envolviéndome ondulantes,
¿son ondas de brisas deliciosas?
¿son nubes de aromas dulcísimos?
Cómo crecen,
cómo me rodean de murmullos,
¿debo respirarlas,
debe escucharlas?
¿Debo beberlas a sorbos,
sumergirme en ellas?
¿Respirarme en dulces fragancias?
En la crecida ondulante,
en el sonido resonante,
en el universo suspirante
de la respiración del mundo,
anegarse,
abismarse,
inconsciente,
supremo
deleite.

Deja que compartamos las delicias y la majestad de la noche


¡Ah!
¡Soy yo, soy yo,
dulcísimo amigo mío!
¡Arriba, escucha una vez mas
mi llamada!
Isolda te llama,
Isolda ha venido
a morir, fiel, con Tristán.
¿No me respondes?
¡Permanece despierto
una sola hora,
una sola hora!
Ella ha velado, anhelante,
días de inquietud
para velar contigo
una hora todavía.
¿Tristán le roba,
le roba a Isolda,
ésta única,
eternamente corta, última
felicidad del mundo?
¿La herida? ¿Dónde?
¡Déjame curarle!
Deja que compartamos
las delicias y la majestad de la noche;
no te mueras por la herida,
no por la herida;
¡que la luz de la vida se extinga
para nosotros dos unidos!
¡Está vidriosa su mirada!
¡Está quieto su corazón!
¡No hay el menor soplo
de su aliento!
¿Tiene ahora que estar
sollozando en tu presencia
la que valientemente atravesó el mar
para desposarte deliciosamente?
¡Demasiado tarde!
¡Hombre obstinado!
¿Me castigas así
con el más duro de los destierros?
¿Sin ninguna clemencia,
sin pagarme mis sufrimientos?
¿No me es lícito
decirte mis quejas?
¡Una sola vez,
una sola vez todavía!
¡Tristán! ¡Ah!
¡Escucha! ¡Se despierta!
¡Amado mío!



3 de diciembre de 2009

Por qué me corté las manos

Quizá podrías entender
por qué me corté las manos.
Mis manos son tan buenas como las tuyas,
y sé por qué las extendí...



1 de diciembre de 2009

Ases

Cartas en el andén. Las miro, algo me exige agacharme y coger una. Un as de tréboles. Tiento la suerte y voy a por otra. Un as de rombos. Debería parar ahí, pero me arriesgo. Ni más ni menos que un comodín. El tren, milagrosamente, hace su entrada en la estación. Tengo el tiempo justo de sacar mi móvil y capturar la imagen de esos restos de una baraja tirada por el suelo. Quien me haya visto no habrá entendido gran cosa.



Ahora, viendo la foto, me doy cuenta de que el siguiente que haya probado suerte no habrá tenido tanta como yo. Me da por pensar que la suerte es un bien limitado.

Eso me asusta.


27 de noviembre de 2009

Piezas de publicidad

Patrocinio, realizado por Jose Luis Toral y Antonio C. Elorri.





Publicidad directa, realizado por Jose Luis Toral y Antonio C. Elorri.




24 de noviembre de 2009

Veinte años de la Caída del Muro



Reportaje realizado por Jose Luis Toral y Antonio C. Elorri.


22 de noviembre de 2009

¿A que no sabes dónde he vuelto hoy?

Vertical y transversal
soy grito y soy cristal,
justo el punto medio,
el que tanto odiabas
cuando tú me repetías que
te hundirá y me hundirá,
y solamente el grito nos servirá.
Decías "es fácil" y solías empezar
.



Y es que el grito siempre vuelve
y con nosotros morirá,
frío y breve como un verso,
escrito en lengua animal.

17 de noviembre de 2009

No quiero nada más que bailar contigo

¿Cómo es posible que apenas te conozca y me tengas así? Tu mirada es contagiosa, tu voz es contagiosa, tu boca enferma mi boca. Y apenas te conozco, apenas. Tu presencia, esa distancia tan cálida, aún me asombra. Todo en ti, todo lo que no puedes evitar exponer a los demás, es increíblemente delicado. Me has tambaleado, lo más desconcertante del deseo es su violencia, la sorpresa con que nos habita de un instante a otro, y tú has arrasado meses de vacío con sólo mirarme aquel dia, y mirarte yo, y acercarnos desde nuestras vidas sin otra intersección que esa mirada pero con toda, toda la intuición de que tú y yo tenemos que estar cerca, de alguna forma, aunque sólo sea para ese baile. Porque algún día, si te dejas, bailaré contigo.

No quiero nada más, no en este momento.


16 de noviembre de 2009

El amor, a veces

¿Cómo tiras por la borda
algo tan único?
Siempre será perfecto,
pero no logré vivirlo.
Encontramos lo que tantos buscan,
pero no pudimos reternerlo.



15 de noviembre de 2009

Las pequeñas cosas, acaso

Y el amor verdadero espera
en áticos encantados.
Y el amor verdadero vive
en chupachups y patatas fritas.




Versión de Mathieu.

13 de noviembre de 2009

El viaje de Elena

Dramatización radiofónica para el Taller de Radio.

Guión: Antonio C. Elorri.
Sonorización y voz presentación: Jose Luis Toral
.
Actores: Enrique Aparicio, Antonio C. Elorri, Arancha Martín, Diana Murillo, Jose Luis Toral.


11 de noviembre de 2009

Al otro lado

El tiempo se lo lleva todo,
y cómo crece tu espejo.
Mejor vigílate cuando saltes en él
porque el espejo te robará el alma.


Pasado indefinido

Siempre que estoy a solas contigo,
me haces sentir que soy joven de nuevo.
Siempre que estoy a solas contigo,
me haces sentir que soy divertido de nuevo.

Por muy lejos que esté, siempre te querré.
Por mucho tiempo que pase, siempre te querré.
No importa lo que diga, siempre te querré.
Siempre te querré...



8 de noviembre de 2009

Rito de sabiduría

Escribe en estas tiras de periódico
palabras que te gustaría ver desaparecer.
Deja que la ceniza vuele sobre el hornillo oxidado.
Voy a empezar con la palabra "sincero"...



7 de noviembre de 2009

Inocencia, aprendizaje

"Me creía rico con una flor única y no poseo más que una rosa ordinaria. La rosa y mis tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los cuales quizás está apagado para siempre. Realmente no soy un gran príncipe...".

Y, tendido en la hierba, lloró.

Entonces apareció el zorro:

‒ Buenos días ‒dijo el zorro
‒ Buenos días ‒respondió cortésmente el principito, que se dió vuelta, pero no vió nada.
‒ Estoy aquí ‒dijo la voz‒, bajo el manzano...
‒ ¿Quién eres? ‒dijo el principito‒. Eres muy bello...
‒ Soy un zorro ‒dijo el zorro.
‒ Ven a jugar conmigo ‒le propuso el principito‒.¡Estoy tan triste!...
‒ No puedo jugar contigo ‒dijo el zorro‒. No estoy "domesticado".
‒ Ah, perdón ‒dijo el principito.

Pero después de reflexionar, agregó:

‒ ¿Qué significa "domesticado"?
‒ No eres de aquí ‒dijo el zorro‒. ¿Qué buscas?.
‒ Busco a los hombres ‒dijo el principito‒. ¿Qué significa domesticar?
‒ Los hombres ‒dijo el zorro‒ tienen fusibles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
‒ No ‒dijo el principito‒. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?
‒ Es una cosa demasiado olvidada ‒dijo el zorro‒. Significa "crear lazos".
‒ ¿Crear lazos?
‒ Sí ‒dijo el zorro‒. Para mí no eres todavía más que un niño semejante a cien mil niños. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
‒ Empiezo a comprender ‒dijo el principito‒. Hay una flor ... Creo que me ha domesticado.

El Principito, de Antoine Saint Exupéry


6 de noviembre de 2009

Lo efímero y lo poderoso

Todos tenemos que amar a alguien,
pero yo sólo te amo a ti, cariño.
Todos tenemos que sentir algo,
pero yo sólo quiero estar contigo, mi amor.



4 de noviembre de 2009

Legionnaire's Lamment (The Decemberists)

Deseo que caiga la lluvia de verano
sobre las casas y las avenidas,
y la vida en las aceras es como un sueño
con el rumor de los coches
y la atmósfera de los cafés,
el balanceo dulcemente adormecedor del Sena.
No sé si volveré alguna vez.


3 de noviembre de 2009

Noah Everyday



Página personal de Noah Kalina.

The Adaption to My Generation



Página personal de Jonathan Keller.

2 de noviembre de 2009

Despues de nosotros

Aquí nos desmoronamos,
aquí decimos adiós...


1 de noviembre de 2009

Nocturno

Los chicos de hoy escriben frases en paredes,
en las calles nocturnas,
en barrios de ciudades sin nombre.
¿Es esto destrucción o tan sólo protesta silenciosa
contra la soledad?


31 de octubre de 2009

Tenías un poema

TENÍAS UN POEMA
escrito en papel de seda
pegado en la pared.
Nunca hablamos,
pero al pasar por tu escritorio
siempre me fijaba en él,
en ti.

Estaba caligrafiado en plata,
cuando ya te habías marchado
‒con ese aire tímido,
la corbata aflojada
y esa arruga en tu frente‒
la luz bañaba la seda
acaso como bañara
la isla de tu poema,
y a veces, si estaba solo,
me levantaba
y lo leía
sentado en tu silla,
con las manos sobre tu mesa
como tú acostumbrabas;
viendo la playa,
el acantilado,
en el mar de tus ojos.

25 de octubre de 2009

Entrevista a Iñaki Echarte


Entrevista a Iñaki Echarte para mi Taller de Radio.

21 de octubre de 2009

Permanecer vivo

Pasó la medianoche. No tengo sueño, mi cama huele a sexo. Estoy en contacto con el mundo, soy creativo en aquello que más me gusta, haber salido de un túnel (metáfora manoseada pero muy aplicable en mi caso) me permite mirar a los demás por primera vez en mucho tiempo, entenderles, ayudarles de la mejor manera.

La música aleatoria me sorprendió con esta canción, y deseo compartirla. Porque sí, porque este blog siempre ha sido mi altavoz. Alguién usó esa palabra hace tiempo, altavoz, con intenciones mezquinas. La vida duele, señores, si se juega. Yo lo hago, y éste es un campo de juego más. Acepto nuevas mezquindades, no se corten.

Pasó la medianoche, permanezco vivo. Suena esta canción.


18 de octubre de 2009

Sé que se acabó



Oh madre, puedo sentir la tierra cayendo sobre mi cabeza.
Y mientras trepo a una cama vacia...
Oh bueno, ya he dicho demasiado.

Sé que se acabó y aunque me aferre...
No sé adónde más puedo ir.
Se acabó...

Oh madre, puedo sentir la tierra cayendo sobre mi cabeza.
Mira, el mar quiere llevarme.
El cuchillo quiere cortarme.
¿Crees que puedes ayudarme?

Triste novia con velo, por favor, sé feliz.
Guapo novio, hazle sitio.
Ruidoso, grosero amante, trátala con cariño
(aunque ella te necesita más de lo que te ama).

Y aunque sé que se acabó, todavía me aferro.
No sé adónde más puedo ir.
Se acabó...
Y realmente nunca empezó,
pero en mi corazón era tan real
que incluso me hablabas y me decías:

"Si eres tan gracioso,
¿por qué estas tan solo esta noche?
Si eres tan listo,
¿por qué estas tan solo esta noche?
Si eres tan ameno,
¿por qué estas tan solo esta noche?
Si eres tan apuesto,
¿por qué estas tan solo esta noche?
Yo lo sé...

Es porque esta noche es como cualquier otra noche
Y es por eso que estás tan solo esta noche,
con tus triunfos y tus encantos
mientras ellos están en otros brazos..."

Es tan fácil reir.
Es tan fácil odiar.
Hace falta fuerza para ser amable y gentil.
Se acabó, se acabó, se acabó.

Es tan fácil reir.
Es tan fácil odiar.
Hay que tener agallas para ser amable y gentil.
Se acabó, se acabó.

El amor es natural y real,
pero no para ti, mi amor.
No esta noche, mi amor.
El amor es natural y real,
pero no para los que se parecen a ti y a mí, mi amor.

Oh madre, puedo sentir la tierra cayendo sobre mi cabeza...

14 de octubre de 2009

Había una vez un batiscafo

Aquellas ráfagas de luz, bastiscafo socialista, las sirenas cantando por no existir...


Batiscafo monoplaza,
tu foco en el abismo
de las aguas insondables,
sólo tú las averiguas.
Batiscafo socialista
redactando informe trágico,
camarada maquinista
a instituto oceanográfico.
Batiscafo solitario,
llevas un routing planetario.

Rayos de sol atraviesan
azules marinos,
las algas se vuelven verdes
y brillan las estrellas,
que ya se ha hecho de noche
y el plancton se ilumina,
y cantan las ballenas
a treinta mil quilómetros de aquí.

Batiscafo socialista,
redactando informe trágico,
catedrático Yuri Puskas,
a instituto oceanográfico.
Batiscafo Katiuskas,
haces un atlas visionario.

Rayos de sol atraviesan
azules marinos,
las algas se vuelven verdes
y brillan las estrellas,
que ya se ha hecho de noche
y el plancton se ilumina,
y cantan las sirenas
aproximadamente por no existir.

12 de octubre de 2009

Mecanismo

Poco a poco voy entendiendo el mecanismo. Hay quien dice que nada está escrito, que el azar lo rige todo. Yo creo que la vida es una máquina de soledad. Funciona a pleno rendimiento, a veces con más vigor y otras ralentizada (incluso he llegado a constatar que puede parar del todo, pero no dura casi y conviene abrir los poros sensibles para capturar la belleza de ese silencio, la perfección del azar que nos trajo a un pecho cálido, una mirada que nos lee el pensamiento, unos labios donde se funden las soledades, y se puede llorar o reír, se puede gritar a callar en gozoso murmullo, porque sólo dura unos segundos, acaso unos minutos, y eso es pura magia porque la misión de la máquina es funcionar y yo ya empiezo a entender su mecanismo y es así de cabrón, así de ciego, porque está escrito que el hombre es una máquina de soledad y el azar es la excepción mágica, porque el deber de la máquina es generar tristeza y aislamiento, y no para tan apenas, pero entonces hay que abrir los poros y capturar la belleza perfecta que no durará, que no durará...).


11 de octubre de 2009

Velocidad

Tengo la sensación de que jamás el tiempo pasó a más velocidad que ahora. No me paro demasiado a tratar de entenderlo, y tampoco creo que valga la pena.

Los días desfilan sin freno. Sólo puedo agarrar con firmeza el volante y no perder de vista el horizonte.

No perder de vista el horizonte, aunque cada poco haya que mirar a los espejos. Para saber qué hay al lado, para recordar lo que quedó atrás.


9 de octubre de 2009

Práctica II



Mi crónica de una encuesta realizada en la Universidad Carlos III para el Taller de Radio. Registrada en una sola toma, con los cortes de grabación introducidos en tiempo real.

5 de octubre de 2009

Sentido

El lenguaje no es otra cosa que un intercambio precario de símbolos. Es absurdo, definitivamente, intentar crear un sentido con palabras.

Lo cuerdo sería amar salvajemente si decimos "te quiero", disfrutar hasta caer exhaustos si decimos "me gusta", matar y hasta morir por una idea si decimos "es justo". Eso sería lo cuerdo en un mundo de la verdad, pero en éste no nos queda otro remedio que fingir la cordura y seguir guardando el secreto. Sólo los locos se empeñan en pregonarlo, y por eso les mantenemos aislados, les intentamos curar, y les devolvemos el pasaporte de circulación a cambio de que sellen sus labios para siempre.

No, no estoy loco. Aunque no estoy nada seguro de alegrarme.


4 de octubre de 2009

En el recuerdo


3 de octubre de 2009

Más sencillo

Sólo admito lo breve, lo directo, lo fácilmente comprensible. Como el lenguaje en radio, como los ojos que hablan.

Camino a campo abierto, fuera de las trincheras, donde las palabras no sirven de arma ni defensa.

Miro al frente y sin venganza. ¿Quién habita?


27 de septiembre de 2009

Sí: soy egoísta. Harto de que me acusen otros, incluso quien menos motivos tendría para hacerlo, me encargo yo. Es liberador proclamarme un esclavo de mis necesidades, de mi sensibilidad, de mi inteligencia para huir de situaciones que me anulan. No acepto el chantaje, la irresponsabilidad, la deformación hiriente de la realidad.

Soy egoísta, lo asumo y asumo las consecuencias de mi desconsideración hacia al dolor ajeno cuando mi propio dolor no fue considerado. Y no sólo soy egoísta, para nada. Tengo otros defectos irritantes, me complacería enunciarlos pero me persuadí hace tiempo de que la brevedad es una virtud necesaria en los posts.

Sí, hoy alcanzo la verdadera libertad. La reconciliación con mi ego olvidado.


24 de septiembre de 2009

Práctica I

El texto de mi crónica acerca de una compañera de clase:

La publicidad le cambió la vida. Un día, cuando A. abrió el buzón, se encontró con una carta de El Corte Inglés. Le ofrecían una tarjeta, pero fue el eslogan lo que llamó su atención: "El crédito da prestigio". A. no se pudo sacar la frase de la cabeza, ella siempre había sido muy hábil jugando con las palabras y pensó que tenía que hacer algo con ese don. En Burgos, ciudad que no duda en describir como asfixiante y conservadora, tenía amigos en el medio artístico de esos que llegaban en moto a su casa despertando la curiosidad de los vecinos. Fuera de plazo para matricularse en su ciudad, y tras meditarlo mucho, a sus treinta y seis años inicia una nueva etapa como alumna de Segundo Ciclo de Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III de Madrid.

"Esto es un impulso. Tengo ganas de estar sola, conocer otra ciudad. Pedí la excedencia en Agosto, y me lo estuve pensando hasta el mismo día de la matrícula. Al final me decidí, a ver qué pasa".

Diplomada en Trabajo Social, A. siempre ha tenido una vocación de servicio a pesar de que durante la carrera también tuvo sus dudas. Ha trabajado siete años en un Psiquiátrico y tres en una residencia de adultos asistidos. Prefería el Psiquiátrico porque los pacientes podían moverse por sí mismos, y está convencida de que lo importante es tratarles como si estuvieran a un solo paso de la cordura.

Sus hermanos y sus padres le echarán de menos, aunque A. habla con todos ellos casi a diario. Tiene una nueva vida. Burgos ha quedado atrás, al menos de momento.

Irrealidad

En el espacio donde la enfermedad es un rastro, la realidad retoma su forma, sus dimensiones de siempre. Siento nostalgia, sanar me devuelve a la vida intensa pero me arranca de la indolencia. Allí nada duele, sólo la enfermedad.

Hay canciones perfectas para sentarme en un asiento de ventana del tren de cercanías que me lleva a la universidad. El paisaje dispara poesía, y la canción envuelve las figuras (una torre metafórica, un atasco aliterativo, unas luces hiperbólicas al horizonte) de esa nostalgia.

24-25, justamente el tiempo antes del tiempo. Un continente extraño, una felicidad efímera. Inexplicable. Irrepetible.


21 de septiembre de 2009

Insomne

El tiempo dentro del tiempo, la noche desplegada en la noche, la enfermedad que es vida devorando vida. Sucumbo, respiro, el sueño puede esperar.

Llevo sin toser dos horas, frente al portátil, emitiendo signos de supervivencia. Mi garganta agradece estas bebidas calientes como las que me prepararía mi madre, insomne por mí si hiciera falta pese al cariño escamoteado en estos años que llevo en Madrid (vine a ser yo, y en ello sigo). Pero me las preparo yo, las bebo solo, solo en un enjambre de luciérnagas.

No se está tan mal enfermo. Uno vive en la enfermedad, por la enfermedad. Más allá sólo existe una cierta esperanza, una pequeña melancolía, el abandono de ciertos juegos.

El tiempo dentro del tiempo. Huida. Retorno.


17 de septiembre de 2009

Creo que necesito un corazón nuevo

I THINK I NEED A NEW HEART

Time stands still
All I can feel is the time standing still
As you put down the keys
And say don't call me please,
While the radio plays:

"I Think I Need a New Heart."
"I Think I Need a New Heart."

You've lied too
But it's assumed that I
Can't tell the truth
'cause it all comes out wrong
Unless I put it in a song
So the radio plays:
"I Think I Need a New Heart."
Just for you.
"I Think I Need a New Heart."

'cause I always say I love you
When I mean turn out the light.
And I say let's run away
When I just mean stay the night.
But the words you want to hear
You will never hear from me.

I'll never say "Happy anniversary."
Never stay to say "Happy anniversary."

So I think I need a new heart.
I think I need a new heart.
I think I need a new heart.
I think I need a new heart.
Give me time.

CREO QUE NECESITO UN CORAZÓN NUEVO

El tiempo permanece quieto
Todo lo que puedo sentir es el tiempo permaneciendo quieto
Mientras me dejas las llaves
Y me dices no me llames por favor,
Y en la radio se oye:

"Creo que necesito un corazón nuevo."
"Creo que necesito un corazón nuevo."

Tú has mentido también
Pero está claro que yo
No puedo decir la verdad
Porque todo suena equivocado
A menos que lo ponga en una canción
Así que en la radio se oye:
"Creo que necesito un corazón nuevo."
Sólo para ti.
"Creo que necesito un corazón nuevo."

Porque siempre digo te quiero
Cuando quiero decir apaga la luz.
Y digo huyamos de aquí
Cuando quiero decir que te quedes a dormir.
Pero las palabras que quieres oír
Nunca las oirás de mí.

Nunca diré "Feliz cumpleaños."
Nunca te quedes para decir "Feliz cumpleaños."

Así que creo que necesito un corazón nuevo.
Creo que necesito un corazón nuevo.
Creo que necesito un corazón nuevo.
Creo que necesito un corazón nuevo.
Dame tiempo.

16 de septiembre de 2009

Virus

Anginas, fiebre, dolor muscular. El dia que arrancaron mis clases se desató la enfermedad, pasajera pero intensa, distorsionando más una realidad a la que aún tengo que acostumbrarme. Pero no cedo, no pierdo pie de este inicio que vivo intensamente, con máxima avidez, con su estúpida ‒¡pero tan necesaria!‒ dosis de ilusión.

Una clase, un descanso tumbado en la hierba, un menú compartido junto al ventanal. una escapada a la sala de ordenadores para chatear con algún amigo. Escenas de una secuencia de la que yo, cada día, soy el protagonista.

La apuesta es fuerte, vengo de una etapa de desorientación, de dolor, de amargo conocimiento de mí mismo, y además a mis treinta y cuatro tengo que dar gracias a mis padres por creer en mí de nuevo y hacer posible este intento. Ojalá les dure la paciencia hasta que pueda seguir viaje sin su apoyo y saldar mi deuda, es mi última oportunidad de enderezar mi zigzagueo errático, de lograr mi revolución.

Tengo un virus, se extiende por mi cuerpo. Soy un enfermo crónico de esto que llaman vida.

8:20 - 8:35

Luz de amanecer.

Edificios ferroviarios abandonados, torres de oficinas en hilera, autovías, los suburbios del sur en el horizonte, desguaces con montañas geométricas de chatarra, restos de antiguos bosques, muros de cemento, graffitis infinitos, puentes borrando el cielo, destellos entre bloques de viviendas, andenes, gasolineras, centros comerciales.

El tren se desliza, Madrid despierta.

12 de septiembre de 2009

Inmortales

IMMORTELS

Je ne t'ai jamais dit,
mais nous sommes immortels.

Pourquoi es-tu partie
avant que je te l'apprenne?

Le savais tu déjà?
Avais-tu deviné?
Que des dieux se cachaient
sous nos faces avinées.

Tous les baisers reçus,
savais-tu qu'ils duraient?
Qu'en se mordant la bouche
le gout en revenait.

Et qu'il y avait du sang
qui ne sêcherait pas?
Tu me donnais la main
pour boire de ce sang-là.

Je ne t'ai jamais dit,
mais nous sommes immortels. Immortels. Immortels.

As-tu pensée parfois
que rien ne finirait,
et qu'on soit là ou pas,
quand même on y serait?

Et toi qui n'est plus là,
c'est comme si tu étais
plus immortelle que moi.
Mais je te suis de près.

Je ne t'ai jamais dit,
mais nous sommes immortels. Immortels. Immortels.

INMORTALES

Nunca te lo dije,
pero somos inmortales.

¿Por qué te fuiste
antes de que te lo enseñara?

¿Lo sabías ya?
¿Lo habías adivinado?
Que se escondían dioses
bajo nuestros rostros chispeantes.

Todos los besos recibidos,
¿sabías que durarían?
Que mordiéndonos la boca
el gusto retornaba.

¿Y que había sangre
que no se secaría?
Me dabas la mano
para beber de aquella sangre.

Nunca te lo dije,
pero somos inmortales. Inmortales. Inmortales.

¿Has pensado alguna vez
que nada se acabaría,
y que estemos aquí o no,
estaríamos de todas formas?

Y tú que ya no estás aquí,
es como si fueras
más inmortal que yo.
Pero te sigo de cerca.

Nunca te lo dije,
pero somos inmortales. Inmortales. Inmortales.

9 de septiembre de 2009

Remoto

De adolescente, antes de amar, conocí esta canción.

Me siento ajeno estos días. Sólo la música, sobre todo la recién descubierta, la que se nutre de más de cuarenta años de pop, me devuelve a un hogar.

Pero el tiempo de esta canción es y será eterno. Anochece. Loop.

8 de septiembre de 2009

Pequeños grandes logros

A B. le daba clase en la cocina. A ratos me asomaba a la terraza y allí estaban tendidas sus camisetas, su ropa interior como esos calcetines tobilleros con los que anda por casa para no ensuciarse las plantas de los pies. Ha aprobado todo, y las mates con sobresaliente. Me alegré mucho ayer al saberlo, chicos como él lo merecen.

Con L. he tenido una relación sin término medio. Días insoportables y días de calma y confianza. Ha sacado muy buena nota en la asignatura que yo le daba, y la otra seguro que la aprueba este año. Está madurando, es emocionante ver cómo deja de ser poco a poco una niña.

No me apasiona en absoluto la enseñanza, al menos no en este contexto. Pero cuando los resultados sonríen y un alumno con problemas pasa al curso siguiente, cuando su esfuerzo da frutos, me siento orgulloso de ser parte de su logro.

Lo mejor es la relación que nace. Conectar, ganar su confianza. Que me sonrían, sonreírles.

Sus afectos y desafectos son puros. En eso me identifico con ellos. Absolutamente.

31 de agosto de 2009

Mentira

El blog como voz deseada, deseante. El blog como ventana indiscreta y exhibicionista. El blog como la instantánea que quiero que rentengan tus retinas.

Esto podría ser yo si fuera un sonido que ahora, en este instante, se deslizara en tu oído. Pero no soy esta canción, ni estas palabras.

Si me imaginas, si me lees desde cualquier latitud y te preguntas quién soy, ésta es mi mentira más honesta.

29 de agosto de 2009

Prólogo

Pequeñas euforias: una película, una charla, una canción descubierta por casualidad que canto sin importarme que se me escuche por el patio de vecinos.

Apuntes de un día cualquiera, para que no se pierda del todo. Claro que me queda poco para que los días puedan perderse así, en esta indolencia tan estéril. Dentro de nada, mi tiempo arderá en aulas, lecturas, prácticas. Nuevas personas, nuevas ideas, el ambiente universitario que no vivía desde hace... Sí: once años.

Pero ahora sigo en el prólogo, y todavía tiene el sabor del pasado. Hasta que irrumpa la nueva época. Entre tanto, me como los bocados que la vida me permite. Pocos, si he de ser sincero, y no todos sabrosos. Pero el banquete espera.

Voy a empacharme, prefiero reventar saciado que morir de hambre.

27 de agosto de 2009

Último día

Estábamos allí, eso era todo. Tumbados en la cama los dos, escapando al instante que escapaba. Abrazados. Mudos. A veces mirándonos, a veces besándonos con mucha tristeza. La tarde oscura, viscosa, la resaca de unas semanas equívocas pesando sobre el adiós. Demasiados desgarros, graves heridas internas que no se curan si no se abre la carne en canal.

Nos separábamos en dos, tres horas. Un abrazo en aquella habitación cerrada a un mundo que se apaga. Dos chicos que no entienden lo que les ha pasado. Y lo que pasaría luego, tampoco lo sabían. Sólo había impotencia, y todavía amor aunque tal vez no el amor que les había unido al principio y que todos creyeron indestructible. Incluso ellos.

Ahora escribo esto, y volvería a aquel abrazo. No me conformo con recordar, las sensaciones son algo que deberíamos poder revivir más allá de las trazas que dejan en la memoria. Me duele, no me acostumbro a dejar la vida atrás.

Nunca me acostumbraré.

25 de agosto de 2009

Desbocado

Desbocado, quién es capaz de intuir el vértigo que me recorre invisible, quién me sigue, quién me lleva hasta mi horizonte de sucesos. Quién...

Mi cuerpo apenas me contiene, y sin embargo es lo otro donde encuentro los límites. Límites de la razón, del deseo, de lo posible. Límites del recuerdo, límites del dolor.

La música en mi cabeza, los fotogramas en mis retinas, el pulso en mis venas y en mi corazón y en mi sexo. Late la vida...


Joe Henry ("Coda - Light no lamp when the sun comes down", de "Blood from stars")

22 de agosto de 2009

Inalámbrico

Los cables sobran en el mundo de hoy. Son antiestéticos, molestos. Erradicarlos significa el triunfo sobre las ataduras. Todo ha de ser leve, fácilmente movible, provisional.

Tengo un laptop, mi adsl e incluso mi impresora son wifi. Pero hay ataduras resistentes a la ausencia de cables, se aferran a la vida, siguen allí. Y pasa que cuando veo que nada tangible me conecta a ciertas personas, me pongo triste. La nada es triste. Yo no soy nihilista.

Echo de menos los cables. Me hacen consciente de a quién me siento vinculado, y a quién no.

19 de agosto de 2009

Enemigos Públicos


Heat (1995) es una de las cumbres modernas del cine de gángsters. Michael Mann retrató con absoluta maestría a dos antagonistas: un héroe de la justicia (Al Pacino) y un héroe del crimen (Robert de Niro). Ninguno de los dos sabe vivir de otra forma, no pueden parar porque la vida dejaría de tener sentido, perdería la intensidad incomparable del peligro, la adrenalina ya no fluiría en sus arterias. El duelo interpretativo queda para la historia, así como la elegancia del director en cada escena y un guión sencillamente perfecto con ese tenso equilibrio entre la acción y el drama a base de potenciar ambos al máximo hasta esa persecución final casi metafísica. Con Enemigos Públicos (así como con la deslumbrante Collateral, donde Los Ángeles se convertía en un personaje más gracias a esos planos cenitales para el recuerdo) ha intentado vover a firmar una obra maestra con parámetros similares, y casi lo ha logrado.


Enemigos Públicos arranca trepidante, John Dillinger (Johnny Depp) se nos presenta directamente en acción, huyendo de una cárcel de Indiana a la que acaba de ser trasladado. Entre tanto, Melvin Purvis (Christian Bale), aparece como un inspector sanguinario capaz de matar como a un conejo a un perseguido por la justicia y mirarle a los ojos antes de morir por orgullo, incluso placer. Mientras John Dillinger es una persona que ríe, que se come a bocados la vida, Melvin, el supuesto héroe bueno, es mezquino. Esta paradoja se mantendrá durante todo el film, y constituye gran parte de su innegable atractivo en cuanto al guión se refiere.

Digámoslo ya: Johnny Dep va a ganar el próximo Óscar al mejor actor protagonista. Su composición de Dillinger es sobrecogedora, podría decirse que en cada plano Depp le da un matiz nuevo al personaje, contribuyendo a esa ambigüedad tan seductora que no sabemos si el gángster tuvo, pero que Depp construye sin esfuerzo aparente. Valgan como muestra dos escenas. Una es en la que Dillinger es llevado de nuevo a la cárcel a través de las calles de una ciudad que le vitorea. La mirada de Depp, la conciencia de Dillinger de que es una estrella, es puro cine. Y la segunda, sin duda la más vibrante del film sin que un solo disparo resuene, es la visita del gángster a la mismísima oficina de la brigada ‒llamada con su propio apellido‒ encargada de detenerle. Aunque él no lo sabe, eso ocurre justo antes de la emboscada tramada por la brigada contra él, y la contemplación de fotos, recortes de prensa, e informes sobre su estela de crímenes, le embriaga (y nos embriaga) sin remedio.

Hablar a estas alturas del talento de Michael Mann es ocioso. Esta película la ha rodado por completo en formato digital, por lo que vemos más cámara en mano que en ninguna otra película del director sin que ‒por fortuna‒ haya prescindido de los encuadres y movimientos más sutiles y rigurosamente planificados marca de la casa. Las virtuosas coreografías de imagen y sonido que logra en sus tiroteos es algo conocido, y el asalto al motel perdido en el bosque nocturno es una nueva muestra. Derrocharía adjetivos, pero si digo que es una de las mejores escenas del género, creo que se entiende la fascinación que ‒a mi juicio‒ destila. También, y en un tono mucho más delicado sin que se merme ni un ápice la intensidad, el primer encuentro sexual entre Dillinger y su chica, Billie Frechette, es una obra de arte del montaje. En una sucesión de planos del durante y después del coito, escuchamos la historia de la infancia y adolescencia de Billie, lo que provoca una tristeza que matiza el erotismo sinuoso de la escena.


¿Por qué no es Enemigos Públicos una obra maestra como Heat? Si de algo carece esta gran película es de un verdadero combate, de una contraposición tan electrizante entre ambos héroes. Christian Bale hace lo que puede con un papel esquemático, esbozado con un par de brochazos que dejan clara la falta de ética de Melvin Purvis y poco más. Es Dillinger en quien se centra la película, por lo que la tensión se limita a la acción quedando fuera el drama, aquel estudio de la intimidad y el inevitable paralelismo de dos vidas solitarias y al límite como eran las de Vincent (Al Pacino) y Neil (Robert de Niro). Enemigos Públicos llega sin dudas a su horizonte, pero este no es tan lejano como el de Heat, o incluso el de Collateral con su poética de alto voltaje. El final, eso sí, es otro pedazo de Cine por toda la elipsis del discurso crítico, el emocionante juego metacinematográfico durante la proyección en esa sala abarrotada en la que Dillinger no es un espectador más, y esa expresión en el rostro de Johnny Depp paralizada por la misma muerte a cámara lenta. Como un placer sostenido hasta el infinito.


Enemigos Públicos, una nueva ráfaga de dudas sobre la ética aceptada socialmente de parte de este francotirador del cine contemporáneo.

17 de agosto de 2009

Subterráneo


El metro es una ciudad en miniatura, sólo que el escrutinio de las miradas es más preciso, la curiosidad mejor satisfecha, las pasiones más impúdicas. Era una línea cualquiera, lejos del centro, y yo escuchaba música en mi trayecto entre clase y clase. Veintitantos, guapos, volcados el uno sobre el otro. Un pedazo de intimidad desgajado en la mañana, camino de destinos diferentes, en este mundo subterráneo que late con fuerza apenas contenida.

14 de agosto de 2009

Agosto, la noche de los pájaros

Mi tristeza, como el pájaro azul de Bukowski, quiere salir y yo no le dejo. Está ahí, a veces también le hablo como el poeta. Hasta en mis épocas más felices. Pero siempre que amenaza con abatirme, le abro un hueco en mis manos y la escondo donde nadie la ve. Es demasiado tentadora.

Este agosto, mi tiempo de libertad se ha reducido a una mínima expresión, y eso me hace vivirlo con más intensidad. Las lecturas, las charlas, incluso los largos viajes en metro con la banda sonora de mi tarjeta de dos gigas. Todo adquiere relevancia. Así también, es más fácil ahogar la tristeza. Los sentidos contra la tristeza, la desesperanza, el vértigo de la nada.

En treinta días volveré a ser estudiante. Sé que tendré los mismos nervios, el mismo nudo que de pequeño en el estómago ante mis nuevos compañeros, profesores, espacios aún desconocidos... Eso sí que lo voy a vivir al máximo, no tengo otro remedio por varias razones y además lo deseo como ninguna otra cosa. Igual que tantas otras veces, he llegado con retraso. Pero a tiempo.

Soy un pájaro azul, y mi tristeza es la de los pájaros cuando nadie los ve, nadie los escucha, a nadie arrebata el batir de sus alas.

31 de julio de 2009

Hoy, ahora.


HOY, AHORA ("AUJOURD'HUI, MAINTENANT", EXPÉRIENCE)

¿Te acuerdas de cuando éramos estudiantes?
Quiero decir inscritos
Por la Seguridad Social y las tarifas reducidas
De nuestros treinta metros cuadrados
Por mil cuatrocientos veinte francos
Como prima, el papel pintado despegándose
De esas noches interminables
Espaguetis para diez
Manchas de vino sobre el sofá
Voy pasando los ceniceros
¿Te acuerdas de la distribución de propaganda
A la entrada del parking?
“Ofertas en radios para coches”
De esos golfos que arrancaban BMW
Sin tener las llaves
Luego, un signo con la mano:
“¡Suelto!”
Qué tonto se es a los veinte años
Está claro
Pero qué placer nos daba
¿Te acuerdas?
Siempre llevando la contraria
Nosotros dos contra el mundo entero
Lo que me reafirma
En que todavía somos capaces de hacer lo mismo
Hoy, ahora.

Está claro
También nos hemos llevado bofetadas gordas
De las que quitan la moral y dejan marcas
De ésas que dañan las convicciones
Está claro
No nos han mimado
Mira lo que nos han dejado
Viejos restos de ideologías
Que todos hemos visto plantar
De entrada
Estábamos vacunados contra la esperanza ingenua
El optimismo hueco
Los mañanas mejores
Los días felices
No nos hemos abandonado por ahora
Todavía seguimos siendo intransigentes
Con bastantes cosas
Soñábamos con el peligro permanente
Con tomar riesgos de manera perpetua
Y cuando llega el miedo a la rutina
Las costumbres
El hastío a lo cotidiano
Quiero decirte: “Mira, estamos vivos”
Me da la impresión que eso basta
Para hacer de nosotros debutantes
Hay tantas cosas que aún no hemos visto
Tantas cosas que aún no hemos logrado
Juntos o por separado
Juntos
Hoy, ahora.

29 de julio de 2009

Tocar el deseo

Existen dos dimensiones de sobra conocidas: la realidad y el deseo. Así, hay personas unidimensionales; es decir, aquellas que viven en una sola de las dos. Puede ser por decisión o por imposición, pero existen estas personas y están entre nosotros. Abundan más las primeras, sobre todo las que por decisión renuncian muy pronto al deseo y la realidad les alimenta el poco apetito que tienen. Suelen ser felices, al contrario que las puramente deseantes.

Hay gente, como yo, que tenemos un pie en cada dimensión. Aunque semejante paso cuesta, al menos en mi caso, y es el fruto de un complejo proceso de no aclimatamiento. Yo fui dando bandazos de una dimensión a otra con resultados mediocres cuando no dolorosos. Sólo hace poco descubrí que una correcta proyección del deseo sobre la realidad es el mejor modo de lograr las metas de cada uno, si se tienen. Es un secreto imposible de transmitir. Quienes lo aprendemos, lo aprendemos por nosotros mismos.

Jamás me he sentido más a gusto, jamás he envidiado menos a los seres unidimensionales. He de admitir que, en concreto, los infelices deseantes me han atraído siempre más de la cuenta. Quizá fue una reacción a una primera parte de mi vida profundamente ligada a lo material, sin sueños. Hasta llegué a admirarles. Hoy no, hoy solo admiro a quienes aplican estrategias propias del deseo sobre lo que se puede tocar, y lo transforman para ser felices.

Eso quiero, tocar el deseo.

25 de julio de 2009

Excel, mudanza, etapa

Mudanza forzada, como todas las últimas. Loop de vértigo emocional y físico tras tres años, dos continentes, una relación de amor. Vuelvo al mismo apartamento, tanto mareo e insomnio, tanta intensidad sin fruto para retornar casi al comienzo. Es lo que me puedo permitir, incluso tal vez más de lo que me puedo permitir, pero prefiero el riesgo a la conformidad. Está recién pintado, tiene la misma luz, los mismos detalles que ya entonces me gustaron pese a su reducido tamaño. Lo curioso, además, es que le han sentado muy bien las ideas, los aportes generosamente legados, el paso en definitiva de otros inquilinos que sin duda se sintieron en casa mientras que yo, si lo pienso, estuve de paso como estaba de paso por mi vida. Y eso que allí batí mi record de permanencia. Lo que importa es que ahora sí puedo ‒y quiero‒ dejar mi huella en él.

Miro mi horario para el curso que viene. Hago un excel con clases de mañana y de tarde, un excel donde poner hora a mis ilusiones. Y entonces me doy ánimo y me digo: puedes. Puedes con la uni y el trabajo, ese lunes a viernes endemoniado que se dibuja en la pantalla del ordenador. Puedes con la soledad, el placer efímero, puedes construir un hogar en ese sitio que fue de paso. Puedes, Antonio, con tu historia personal: decepcionante, errática, sin destino. Ahí lo tienes, míralo. Está ahí, ¿no lo ves? Una etapa de dos años, es increíble. Tú pensando en un horizonte de dos años sabiendo además que luego tendrás que encontrar otro porque serás un recién licenciado y tu contador estará a cero. ¿Un máster, en qué, dónde? ¿Una beca que devenga en contrato precario que devenga en empleo satisfactorio? ¿Una muralla infranqueable y la sensación de que también esto fue un error? Tu pasado será tu baza y tu lastre. Tu DNI, Antonio. Tu currículum estrafalario, parcheado. Que España no es EEUU, donde veías a hombres y mujeres de cualquier edad recomenzar su carrera sin temor, sin que nadie les discriminara por haber reorientado sus vidas cuando ya tenían hijos, divorcios, el rostro dividido por arrugas. Cuando tengas tu título les llevarás trece, catorce años, a esos niños que como tú lucharán por salir adelante. Niños con toda la inexperiencia, pero tan intuitivos, tan diestros al timón de sus días.

Miro mi excel, tengo un plan. Al fin, justo a tiempo. Éste es un esfuerzo que quizá valga la pena. La pena. Que valga la mudanza. La etapa. El loop...

21 de julio de 2009

Ella es una estrella

(Osadía) poética

Ella no me esperaba
con su libro de Capote
ni llevaba sudadora roja;
simplemente estaba
allí con su sonrisa.

Hablamos mucho,
ella dejaba calentar
o enfriar
lo que (no) bebía;
yo la miraba
incrédulo primero,
conquistado después.

Ella es la chica,
no podía ser de otra forma.
Ella es una estrella,
¿lo sabe?

Volveremos a caminar en la noche,
caminaremos juntos mucho tiempo
ella,
ella,
y yo.

19 de julio de 2009

Noches

Las noches en la capital son violentas porque nacen de sueños que se embisten. Al día siguiente, al despertar, el vacío puede ser atroz, pero en las horas del vértigo la felicidad está (¿quién lo duda?) al alcance de los labios. En esas horas, el alcohol borra el antes y el después, el ansia y la desolación, y los brillos en las miradas anuncian abismos, y los decibelios nos obligan a acercarnos para escuchar y ser escuchados, y entonces puede que un aroma, tan solo un aroma, abra otro mundo fantástico, quimérico, pero también ese mundo se derrumba tan pronto como el aroma se ahoga en humo, en otros aromas promiscuamente mezclados, y la noche se prolonga de nuevo. Y su sueño.

La capital no es infinita, la noche tampoco. Ambas terminan en un límite, y ahí discurre la vida.

16 de julio de 2009

La misma piedra

Es la primera vez en mucho tiempo (¿acaso diez años?) que ni el sexo, ni el amor, ni cualquier mezcla heterogénea de ambos, son mis emociones dominantes.

Hoy fue solo un simulacro. No fue más que eso: un simulacro inofensivo y breve. Resultó tan fácil fingir lo que no había... Ahora me pregunto si ha merecido la pena. Puede que sí, al menos ha afianzado esta conciencia.

El reto sigue ahí. No basta con ser libre, ante todo hace falta ser inteligente y sensible en la búsqueda y goce de todos los placeres. Claro que nunca se sabe hasta que son consumados. Ése es el problema de los placeres: que cuando nos decepcionan ya es demasiado tarde.

Es obvio que ese reto siempre seguirá ahí.

14 de julio de 2009

Tres dies amb la familia


Señalé hace poco en mi crítica de otro estreno la existencia de una "nueva ola" de cineastas españoles y latinoamericanos empeñados en hacer un cine formalmente riguroso en torno a temas que nos tocan en lo más hondo. Sin concesiones comerciales pero en modo alguno sectarias, se trata de películas que intentan permanecer y cimentar una carrera sólida. Tres dies amb la familia, el debut de Mar Coll, es otra demostración vigorosa de esta corriente que pugna por imponerse entre públicos más mayoritarios a falta de que las distribuidoras apuesten con más fuerza, sobre todo si hablamos de promocionar el (buen) cine español.

Tres dies amb la familia nos cuenta, desde la perspectiva de su protagonista Léa (interpretada por la premiada Nausicaa Bonnín), la forzosa reunión de una familia de la burguesía catalana por la muerte del patriarca de la misma, un octogenario al que ni sus propios hijos soportaban. Mar Coll hace descansar la película en tres pilares fundamentales: un guión modélico, una dirección con pulso, decidida, y unos actores orgánicos que dotan de vida en la pantalla a a sus personajes. Así, las relaciones entre los distintos miembros del la familia, empezando por los propios padres de Leá (los soberbios Eduard Fernández y Philippine Leroy-Beaulieu) y acabando por algunos primos y tíos a los que apenas ha visto y con los que tan poco comparte, se van tejiendo con sutileza, sin prisa, pincelada a pincelada hasta completar un retrato con pocos resquicios para la redención.


Lo que más sorprende, y aún más tratándose de una ópera prima, es la maestría de la directora y guionista para entretejer las tramas de forma que no se anulen sino que se potencien entre sí. Ese móvil sin batería, ese contestador que salta, o la llamada que nunca suena, marcan el drama personal de Léa al tiempo que se revela todo lo no hablado con sus padres, quienes a su vez se encuentran ante el dilema de confesar o no ante el resto de su familia su separación. Además, y en una exposición valiente ya que el guión parte de una experiencia personal de Mar Coll,, contemplamos las vergüenzas y mezquindades de un clan donde solo en los más jóvenes existe alguna complicidad que ayuda a Léa a sobrellevar mejor el calvario que para ella supone responder a las preguntas que inevitablemente surgen sobre su vida mientras ésta se le cae a pedazos.

Sobresalen en Tres dies amb la familia algunas escenas por derecho propio. Una transcurre en un bar de Girona al que las mujeres de la familia escapan durante el velatorio, cuando bailan y cantan esa canción del ramito de violetas con el alcohol como elemento catártico en una escena que es puro cine porque está hecha de miradas y transmite muchas emociones al mismo tiempo. La segunda transcurre en la casa de Léa, cuando su padre la escucha llorar al otro lado de la pared y es incapaz de acudir, preguntarle, consolarla, en una muestra del aislamiento comunicativo que a él le ha sumido en la soledad. Por último, y en especial, la escena de los columpios en los jardines de la masía entre madre e hija es el mejor ejemplo del talento de la directora para, con los mínimos diálogos posibles, plasmar un conflicto profundo y resolverlo sin que eso signifique necesariamente darle un final cerrado.


Cabe destacar, porque es un dato muy relevante dada la calidad con que está rodada la película, que ésta es la primera experiencia profesional para todos los miembros del equipo. Tres dies amb la familia pertenece al proyecto Ópera Prima patrocinado por la ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya, de la que sale la propia Mar Coll) y la productora Escándalo Films, cuyo objetivo es promocionar los alumnos graduados en la escuela. Destaca la directora de fotografía, Neus Ollé, por haber sabido capturar a la perfección los escenarios principales del film como ese tanatorio inquietantemente despojado de toda calidez, o la directora de arte Xénia Besora. Es alentador comprobar que en España se forman autores y técnicos con esta excelencia y que además poseen semejante caudal de ideas. Tal vez la eterna crisis del cine español se superaría desmontando unas estructuras viciadas, el hecho de que siempre son los mismos quienes se llevan el dinero público para hacer la misma basura reprimiendo la efervescencia que sin lugar a dudas palpita en las nuevas generaciones.


Tres dies amb la familia, o la esperanza en el centro de la desolación.

11 de julio de 2009

La flecha del tiempo

Como trabajo para una asignatura, en el quinto año de aquella carrera de la que reniego, acabé estudiando la flecha del tiempo. Creo recordar que había al menos cuatro: la cosmológica, la termodinámica, la electromagnética, y la psicológica. Hoy, en este momento de mi vida, me encuentro luchando contra todas ellas. Porque las galaxias se alejan de unas de otras, la entropía crece, las ondas se expanden, y yo me rebelo contra ese tiempo que mi mente cuenta ya hacia atrás; no es el tiempo que pasa sino el que me queda para ser feliz, para nombrar de una vez y conseguir los objetivos que nunca he tenido mas allá del éxtasis de instantes separados por intervalos vacíos.

Durante los dos próximos años, voy a volver a la universidad para añadir otro título a mi currículum y así arrinconar el otro, empujar al olvido la carrera que elegí cuando no sabía elegir, cuando era demasiado ignorante, demasiado débil. Me espera un tiempo intenso, atravesado por la flecha. Es la enésima vez que inicio una nueva etapa, pero la primera en que decido yo solo, en pleno uso de mi libertad, de mi conciencia fruto del pasado vivido. Sin otros condicionantes, y con los peligros bien a la vista como tiene que ser. Y, sobre todo, una etapa con un horizonte rotundo: trabajar en lo que me emociona.

Queda poco, esto es el preámbulo. A la velocidad que avanza la flecha, si me proyecto en ese vértigo, puedo verme dentro de dos años definiendo otros objetivos, diseñando un nuevo ataque contra el cosmos, la entropía, las ondas, y la razón. Así es mi vida, y supongo que es así como me gusta.

5 de julio de 2009

Dorothea Lange: Los años decisivos

En la Fundación ICO (c/ Zorrilla, 3), y dentro de la programación de PhotoEspaña, se puede ver la exposición Dorothea Lange: Los años decisivos hasta el próximo 26 de julio. La fotógrafa, tras una infancia marcada por la polio que le dejó una cojera permanente y el abandono de la casa familiar por parte de su padre, había recalado en San Franciso en 1918 e iniciado una carrera exitosa como fotógrafa de estudio. Diez años más tarde, en la antesala de la Gran Depresión, da a luz a su segundo hijo fruto de su matrimonio con el pintor Maynard Dixon. Es precisamente cuando los estragos de la economía empiezan a dejar su huella en los habitantes de la ciudad que Dorothea Lange deja la comodidad de su estudio e inicia una etapa trashumante que le daría la fama mundial.


Mucho se ha dicho de Dorothea Lange, y todo es cierto: su empatía por los desfavorecidos, su capacidad para aislar la desolación de una persona en un retrato colectivo, su entrega vital a proyectos que acarreaban dureza física y largos periodos fuera del hogar. De hecho, en 1935 se divorcia de su primer marido y contrae su segundo matrimonio con el Profesor de Economía en la Universidad de California Paul Schuster Taylor, quien comparte su aventura documental de entonces en adelante. Es en 1936 cuando logra la fotografía que le hizo famosa: el retrato de una mujer migrante con tres de sus siete hijos. Las sequías, las tormentas de polvo, y los cambios de la producción agrícola, acabaron con las ilusiones de miles de americanos arrastrándolos literalmente a la carretera en busca de otro lugar donde sobrevivir. Dorothea Lange estuvo allí para que el resto del mundo lo viera.


Invariablemente, la fotógrafa completa el paisaje de un país en proceso de pauperización con cada viñeta donde personas con la mirada extraviada, cargada de sufrimiento y desesperanza, sobresalen de sus sombras sobre aceras, tierras, caminos polvorientos del país de las oportunidades. En ciertas ocasiones, se trata de reportajes que encarga el gobierno para mostrar sus planes de salvamento económico. Sin embargo, en 1942 ocurre lo contrario. Tras el ataque japonés a Pearl Harbor en plena Guerra Mundial, el gobierno estadounidense decreta el envío a campos de refugiados de todos los ciudadanos de origen nipón. Lange deja su beca Guggenheim y se lanza a fotografiar ese éxodo obligado de unas personas inocentes. Negocios que cierran, casas vacías, despedidas en las calles de quienes ya marchan en camiones y los que lo harán al día siguiente o al otro. Solo años más tarde se hicieron públicas las fotografías que denunciaban la inútil venganza del gobierno contra Japón, ya que el ejército las censura.

 

Acabada la guerra, los últimos veinte años en la vida de la fotógrafa estuvieron marcados por una mayor estabilidad vital y varios problemas de salud hasta su muerte en 1965. Pero la exposición en Fundación ICO se circunscribe a esos "años decisivos" que constituyeron la caída y posterior auge del imperio favorecido finalmente por esa II Guerra Mundial tras la que el mundo nunca fue lo que era y Estados Unidos impuso su hegemonía en el nuevo orden económico. Años que Dorothea Lange retrató en su versión más cruda: aquella que no esconde a las víctimas, quienes perdieron los mejores años de sus vidas durante la transición entre dos épocas.


Dorothea Lange: Los años decisivos, una mirada de ser humano a ser humano en el corazón del dolor.

3 de julio de 2009

Vida de una fotógrafa 1990-2005

Con solo treinta y un años, Annie Leibovitz fotografió en su apartamento a John Lennon abrazado a Yoko Ono (él desnudo, ella completamente vestida) para la revista Rolling Stone. Lennon quedó impresionado con esa imagen porque mostraba la esencia de su relación, y pidió a la fotógrafa que fuera en portada. Cinco horas después, el cantante moría asesinado a balazos en la misma entrada de su edificio y la portada se convertía obviamente en mito.


No es casualidad, y es que la retrospectiva Annie Leibovitz, Vida de una fotógrafa 1990-2005 (hasta el 6 de septiembre en la sala Alcalá 31, Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid) nos enseña cómo cada una de sus fotos captura de lleno el momento y es a la vez un alarde extraordinario de maestría pictórica. Y digo pictórica, sí, porque la fotógrafa logra con su cámara la penetración de un Goya como por ejemplo en sus retratos de Daniel Day-Lewis o la mismísima Reina de Inglaterra. Así, en la planta de arriba encontramos unos paisajes impresos en gelatina de plata, como todas sus instantáneas en b/n, que demuestran la pasión de Leibovitz por la pintura como ella misma rubrica con sus palabras cuando dice que entiende perfectamente que alguien se pueda dedicar a pintar paisajes toda su vida.


La exposición no tiene un orden aparente. Fotografías de diferentes épocas, diferentes formatos y diferentes temáticas, se suceden en un puzle que solo poco a poco reconstruye la personalidad de la artista ante los ojos del espectador asombrado por semejante ejercicio de desnudez y talento. Se mezclan las fotos íntimas de su relación con Susan Sontag (¿por qué el texto de bienvenida a la exposición persiste en el odioso eufemismo "amiga"?) y otras familiares con las fotos que le han convertido en estrella como la de Demi Moore embarazada o la sobrecogedora imagen de esa bici derrumbada sobre un rastro de sangre segundos después de que un francotirador en Sarajevo abatiera al muchacho que la conducía. Leibovitz condensa la verdad del momento y la expresa virtuosamente, con la discreción de los grandes maestros que desaparecen en su arte. Tiene el poder de animar los objetos (ese robot que parece tener alma), despertar nuestro erotismo (Leonardo Di Caprio en pleno apogeo o Richard Avedon en su arrebatadora senectud), o hacernos voyeurs de intimidades ajenas (Patti Smith cómplice de sus hijos en su sala de estar)...


En una envidiable osadía, Leibovitz llega a imitarse a sí misma y se fotografía embarazada de su primera hija a los cincuenta y un años. Es la prueba de que la vida puede al arte y la necesidad de expresar su felicidad la arrastra a plasmar su idea sin más, al lado de una cama, lejos de la estética de sus fotografías por encargo. Es lógico que Leibovitz afirme que ella no es una fotógrafa de estudio, en el sentido de que no confía en lo que pueda surgir en un contexto tan aséptico, lejos de esos lugares donde discurre la vida de las personas que retrata. Ella, maestra de la composición, la luz o el cromatismo, vierte la pasión de una principiante en sus obras, como ésa en que captura a su amada Susan ante la ciudad de Petra.


Quince años en la vida de una fotógrafa. El amor. El imposible.