12 de diciembre de 2009

Obstinación

No me detendré. No puedo, no quiero. Me fascinas, tu mirada aniquila el mundo cuando la fijas en mí, todo queda fuera de campo, tus ojos (tus ojos, tus ojos...) son radiactivos, me derrumbo en tus sílabas, percibo cada brillo de tu pensamiento. Qué extenso eres cuando me miras, me miras...

No me detendré, no está en mi naturaleza. Obvio los motivos por los que tendría que devolver las cosas a como estaban antes de aquel día, cuando algo más allá de nuestra voluntad determinó que debíamos acercarnos, empezar a cuidarnos, a querernos. Y ya estamos cerca, y ya me cuidas y no podrías negar que me quieres: te sientes diferenciado por mí, distinguido de la mediocridad del mundo como una silueta se recorta contra el infinito, y absorbes mi pasión apenas controlada con algo más que elegancia. Lo haces con tacto, asombro, calidez. No podrías hacerlo de otra forma.



Sí, sí, sí... Esta es la enfermedad más maravillosa que podía contraer ahora. Los síntomas son inequívocos, el diagnóstico es grave. Sígueme contagiando, te lo pido, resistiré hasta que juntos, un día, comencemos a sucumbir del todo, a placer, sin límite.

Esta enfermedad provoca alucinaciones, por eso fantaseo. No es una disculpa, es una advertencia...

1 comentario:

Unknown dijo...

FEAR and SHAME

28
Firmes son mis ataduras; pero mi corazón me duele si trato de romperlas.
No deseo más que libertad; pero me da vergüenza su esperanza.
Sé bien qué tesoro inapreciable es el tuyo, que tú eres mi mejor amigo; pero no tengo corazón para barrer el oropel
que llena mi casa.
De polvo y muerte es el sudario que me cubre. ¡Qué odio le tengo! Y, sin embargo, lo abrazo enamorado.
Mis deudas son grandes, infinitos mis fracasos, secreta mi vergüenza y dura. Pero cuando vengo a pedir mi bien,
tiemblo temeroso, no vaya a ser oída mi oración.


29
Estoy llorando, encerrado en la mazmorra de mi nombre. Día tras día, levanto, sin descanso, este muro a mi alrededor;
y a medida que sube al cielo, se me esconde mi ser verdadero en la sombra oscura.
Este hermoso muro es mi orgullo, y lo enluzco con cal y arena, no vaya a quedar el más leve resquicio. Y con tanto
y tanto cuidado, pierdo de vista mi verdadero ser.

(Fragmentos de Gitanjali, Rabindranath Tagore)