(Prólogo a mi poemario de próxima publicación, en el que me reconozco al punto del asombro, el vértigo, la tristeza. No sé si tengo tanto valor, lo que sé es que el frío me duele cada día más, días en que no quisiera ser como soy, días en que no puedo nombrar la vida.)
Le courage des oiseaux.
Dominique A.
Escribía Luis Rosales en sus Rimas (1951) que los poetas “es preciso que escribamos… desde el solar de nuestra propia alma”. Esta actitud ante el hecho creativo es parecida a la de Miguel Hernández, quien escribía en uno de sus más celebrados sonetos de El rayo que no cesa (1936): “la lengua en corazón tengo bañada”. Ideal que conecta con las teorías poéticas renacentistas y se remonta al misticismo de Hugo de San Víctor (S. XII), que entintaba –nos cuenta en sus tratados– la pluma en el cálamo del corazón. Esos valores (
franqueza,
verdad,
similitud y
realismo) son los que recoge Antonio Calvo Elorri en el libro que tenemos ahora en nuestras manos.
La obra de Antonio nos adentra –con un lenguaje sencillo, sobrio, coloquial– en un entorno urbano tanto
público (polígonos, bares, oficinas…) como
doméstico, donde se localizan las distintas vivencias amorosas del sujeto que enuncia. Es precisamente el amor, su carácter caduco y perecedero, el tema principal del poemario. Así, en algunos poemas la voz narradora recuerda con nostalgia un pasado remoto no exento de ternura, sacrificio, complicidad y deseo; mientras que en otros textos –aquellos localizados en un tiempo presente– el narrador asume (sin dolor) que no es posible la permanencia en la vida de los otros más allá del sexo. Los encuentros son meros simulacros de relaciones afectivas plenas y están abocados a su extinción. A veces, incluso, la interacción se agota en un simple intercambio de miradas y gestos que no tiene futuro; en estos casos, la promesa de la posibilidad queda abolida por la falta de tiempo o de un contexto social adecuado para que dos personas se conozcan.
Antonio Calvo Elorri ha tejido con sutileza un poemario que ahonda en dos obsesiones diferentes: la
pérdida (de
lo que fue) y la
intrascendencia (de
lo que es). Toda la realidad ha sido congelada. El narrador pasa la mano lentamente por encima de un bloque de hielo que sólo irradia
frío. Sin embargo, lejos de entumecerse, la mano escribe y nombra ese cristal tan frágil que es la vida.
Antonio, pues, ha demostrado en este primer libro de poemas que posee una voz sensible y un espíritu audaz, como
los pájaros que cantan en el viento helado.
Ariadna G. García (*)
(*) La poeta Ariadna G. García fue ganadora del Premio Hiperión con "Napalm" en el año 2000.
Autor: Dominique A.
Título: Le courage des oiseaux
Álbum: Sur nos forces motrices