24 de septiembre de 2009

Irrealidad

En el espacio donde la enfermedad es un rastro, la realidad retoma su forma, sus dimensiones de siempre. Siento nostalgia, sanar me devuelve a la vida intensa pero me arranca de la indolencia. Allí nada duele, sólo la enfermedad.

Hay canciones perfectas para sentarme en un asiento de ventana del tren de cercanías que me lleva a la universidad. El paisaje dispara poesía, y la canción envuelve las figuras (una torre metafórica, un atasco aliterativo, unas luces hiperbólicas al horizonte) de esa nostalgia.

24-25, justamente el tiempo antes del tiempo. Un continente extraño, una felicidad efímera. Inexplicable. Irrepetible.


4 comentarios:

shokaku dijo...

Mi estado de ánimo no puede ser más distinto, pero Kings me ha llegado igualmente. Será que es buena música...

Vulcano Lover dijo...

palabras como rocas de la memoria. Y la indolencia dulce de la enfermedad que se aleja, como las rocas del mar, también.

Anónimo dijo...

Miraos qué majicos aquí los dos :P

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Qué preciosidad de canción.

Enfermar es un letargo que nos viene bien a todos. Es como un paréntesis, como un viaje a un planeta.