27 de agosto de 2009

Último día

Estábamos allí, eso era todo. Tumbados en la cama los dos, escapando al instante que escapaba. Abrazados. Mudos. A veces mirándonos, a veces besándonos con mucha tristeza. La tarde oscura, viscosa, la resaca de unas semanas equívocas pesando sobre el adiós. Demasiados desgarros, graves heridas internas que no se curan si no se abre la carne en canal.

Nos separábamos en dos, tres horas. Un abrazo en aquella habitación cerrada a un mundo que se apaga. Dos chicos que no entienden lo que les ha pasado. Y lo que pasaría luego, tampoco lo sabían. Sólo había impotencia, y todavía amor aunque tal vez no el amor que les había unido al principio y que todos creyeron indestructible. Incluso ellos.

Ahora escribo esto, y volvería a aquel abrazo. No me conformo con recordar, las sensaciones son algo que deberíamos poder revivir más allá de las trazas que dejan en la memoria. Me duele, no me acostumbro a dejar la vida atrás.

Nunca me acostumbraré.

1 comentario:

Vulcano Lover dijo...

Será que no eres un número primo. Será que eres raro, porque aunque muchos dijeran que lo entienden, que a ellos les pasa lo mismo, en el fondo muchas de estas cósas sólo los raros las vivimos de verdad, tal cual las contamos...