11 de octubre de 2009

Velocidad

Tengo la sensación de que jamás el tiempo pasó a más velocidad que ahora. No me paro demasiado a tratar de entenderlo, y tampoco creo que valga la pena.

Los días desfilan sin freno. Sólo puedo agarrar con firmeza el volante y no perder de vista el horizonte.

No perder de vista el horizonte, aunque cada poco haya que mirar a los espejos. Para saber qué hay al lado, para recordar lo que quedó atrás.


4 comentarios:

shokaku dijo...

Ahora todos los espejos los hacen replegables, para que no se los lleven por delante los incivilizados. Los primeros días, haces uso del botón cada vez paras... pero con el paso del tiempo, los terminas dejando desplegados. ¿Pereza? No, memoria.

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Mirar de lado sí, mirar para atrás..., ¿para qué?

No derrapar, esa es la cuestión. No quedarse sin gasolina. Que no se te fundan los faros. Ir a velocidad constante.

Anónimo dijo...

Luis: interesante reflexión, me gusta que te dejes caer por aquí ;)

Para...: mirar atrás sirve de mucho, aunque sólo sea para entender mejor el presente, y no digamos ya no recaer en errores.

De todos modos, yo es que tengo un pacto férreo con la memoria, sobre todo de los buenos momentos. No puedo evitarlo.

Vulcano Lover dijo...

Al final... le damos demasiada importancia al tiempo.