27 de mayo de 2009

Me contradigo...

... luego existo.


Y me pregunto si tiene sentido una emoción así, en lo postrero de un sábado opaco de primavera, cuando en mi pecho te ahogo ‒animal que me habita, aullido silente‒ por miedo a deshacerme como las gotas de lluvia.

La ciudad no espera.

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