Ya de pequeño era pensativo,
tengo muchas fotos que lo revelan:
asustado y consciente de estar vivo,
uno de esos niños que recelan.
Sigo siendo un tipo reflexivo,
mis ojos a mi mundo siempre apelan,
y no veo nada definitivo
mi frágil pacto con los que no vuelan.
Hoy, he vuelto a ver aquellas instantáneas,
he comprendido al niño que era,
el niño de ojos tristes y bellos.
A pesar de muchas dudas momentáneas
quería mis propias alas de cera,
ser Ícaro en busca de destellos.
2 comentarios:
qué superior, qué grande!
Sensacional!
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