21 de marzo de 2006

Cumbia lastimera

He tardado mucho tiempo en transformar mi visión del mar. Para mí el mar simbolizaba un horror recurrente. El mar era Salou en julio, viaje desde Zaragoza en Citroën GS a 40 grados (claro está, sin aire acondicionado), llegada a una colmena de apartamentos diferente pero idéntica cada verano y el horizonte de dos semanas de arena, protección solar y manifestación diaria del gregarismo más absurdo. Ni siquiera en ese recuerdo se inscribe la contemplación sin pudor de muchachos en bañador que, en semejante pasarela de modelos de todos los tamaños cual parada de los monstruos, aliviaran mi desesperación. No, todavía no era uno de esos maricones por más que alguno de mis compañeros de colegio me obsequiara de vez en cuando con ese inquietante insulto.

Las vacaciones de verano eran una pesadilla, pero yo siempre fui –por desgracia– un estoico. Aceptaba mi destino sin rebelarme (es decir, sin revelarme). Un día cambié, casi de la noche a la mañana, pero no es eso lo que quiero contar. Hablando con León el otro día recordé concretamente ese viaje familiar en coche a la playa. Mi hermano y yo atrás, cautivos de nuestros padres como correspondía a nuestra edad, y ellos delante discutiendo o directamente sin dirigirse la palabra. Pero había algo más. El Citroën no tenía refrigeración, pero tenía radio-cassette. Y mi padre, rara avis donde los haya, no había trayecto en ciudad o carretera donde no pusiera sus cintas de cumbias. En eso –y sólo en eso– era, a su manera, un precursor. Todo un adelantado a su época, un introductor de las músicas latinas en el panorama de nuestra piel de toro dominado en aquella época por leyendas de la canción como Francisco, El Fary o Mari Trini. De entre todas sus cintas, que podría cantar ahora de principio a fin, siempre esperaba (sin pedirla) la que incluía una canción llamada Cumbia Lastimera. Juro, en un acto o despropósito de sinceridad, que me encantaba esa canción. A pesar del calor, de los gritos, de la perspectiva de esos quince días en el infierno, el momento en que se iniciaban sus compases marcaba lo que luego la publicidad describiría como kit-kat. Un kit-kat que paladeaba con secreta delicia, mi placer privado que por nada del mundo compartiría, jamás, con nadie.

En abril me voy unos días a Santander. Viajaré en tren, solo, con un discman donde me pondré la música que me gusta, y al llegar las olas del Cantábrico mecerán y arrastraran mis recuerdos mar adentro. Tal vez tararee mi melodía favorita de aquellos veranos donde tanto anhelé cambiar el Mediterráneo por el Pacífico de aquel país, Colombia, que se nombraba sin mencionarlo en la canción. Es curioso que la vida me lo haya traído finalmente.

León, tienes que contarme cómo es el Pacífico allá en tu país, ése justito debajo de Colombia. Dime por qué hacéis unas canciones tan bellas, tan tristes. Dime por qué decía aquella cumbia:

cumbia, cumbia lastimera,
llorando me paso la vida entera...

5 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

A mi padre también le gustaban las cumbias... en esos viajes interminables que (nosotros) hacíamos a las Rías Altas.

Anónimo dijo...

Hola, me ha encantado oir hablar de la cumbia lastimera. Yo soy de Leon y en los primeros años ochenta me recorri la provincia tocando verbenas en una pequeña orquesta. La orquesta murió, no volvi a tener contacto con mis compañeros y toda aquélla época ha quedado almacenada en el desván de mis recuerdos.
De las canciones que tocabamos una de mis favoritas era precisamente esa, la cumbia lastimera, tanto que pasados tantos años sin haberla vuelto a oir sigo cantándola en casa. Por ejemplo hoy. Y despues de tocarla me he puesto a mirar en el google a ver si aparecía por algún sitio. Ya lo intenté más veces sin éxito. Pero hoy he llegado hasta aquí y, por fin, puedo decir que la cumbia lastimera no es una especie de fantasma que yo haya creado entre mis recuerdos, sino que existe, es real y, hace ya muchos años, la canté por los pueblos más pequeños de la provincia de león, aunque ya nadie lo recuerde.
Escribeme si quieres que te mande una grabación nuncamaisgz@eresmas.com

Anónimo dijo...

soy de una pequeña localidada asturiana de GRandas de SAlime para er exactos buscando esta cancion hoy el dia de noche buena, he dado con este blog.
Para algunos de nossotros de este pueblo odiabamos esa cancion de principio a fin, pero sin remediarlo crecimos con ella, ahora nos encontramos buscandola como locos por los foros y demas lugares, casi sin saber ni quien la cantaba ni kien la escribia.


Creo que me voy a ganar el merito si me la mandas por correo junto con el grupo y un par de collejas por haber encontrado. gracias.

Anónimo dijo...

cumabia, cuambia lastimera
tu llanto me roba la vida entera
cumbia
cuando vas llorando
yo siento que mi alma por ti
se va desgarrando
no, no quiero que sufras así
porque si tu mueres
muere la alegría, cumbia querida
de mi país

(...)

otro grandalés en pos de la cumbia lastimera

Anónimo dijo...

Por justicia poética: http://www.goear.com/listen/b8b76cd/cumbia-lastimera-