9 de marzo de 2006

Contigo, sin ti

Te imaginé, siempre imaginé tu rostro triste y bello, tus manos, tu pelo moreno donde yo encontraría mi olor favorito de ti. Eras un personaje de los que se escribe en las cartas, aunque yo nunca escribiera demasiadas. Eras el chico del que yo le habría escrito a mi mejor amigo si mi mejor amigo hubiera vivido lejos. O quizás habrías sido mi mejor amigo, y yo habría estado secretamente enamorado de ti desde siempre, escribiéndote cartas que no osaría enviarte. Te imaginaba, sin más, abrazándome en la cama, cerca y lejos de un sexo que –ése no– nunca pude imaginar. También te imaginaba hablando, compartiendo cines, hamburguesas o atardeceres de verano conmigo. O separado de mí, yo en casa de mis padres y tú en la de los tuyos, pensando el uno en el otro.

No, nunca tuve un amor juvenil. Esas imágenes de ti, esas olas de mi imaginación, no me desbordaron hasta los 21 años. A los 21 años supe todo lo que me quedaba por vivir. Era, justamente, lo que no había vivido ni siquiera en la imaginación.

Te confieso que nunca lo he echado más de menos que ahora, cariño. Un amor juvenil, sí. Como el nuestro.

Echo de menos el tiempo que viví sin ti.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me enterneces, me proyectas, te fundes en mí, te amo...

Unknown dijo...

vaya! creo que es un poco error volver al pasado y mirar que pudo ser mejor, aceptar como fue es la mejor opción, o eso cree una mente que no ha parado de escribir trabajos para clase y un texto sobre diafragmas y obturadores...

no se si tu correo funciona correctamente o soy muy torpe para usarlo, a ver que pasa.

felicidades por tener ese amor juvenil, sea la edad q sea q tengas ahora. Porque eso se vive desde dentro, y no creo que el corazón tenga DNI.