9 de febrero de 2009

Miremos la música

Uno de los más bellos finales de película en los últimos años es el de "Before sunset" (Richard Linklater, 2004). Jesse (Ethan Hawke) y Céline (Julie Delpy) conversan en el apartamento parisino de ella como si el avión que ha de llevarle a él de vuelta a Nueva York no fuera a despegar esa noche ni nunca. Céline le ha tocado una canción a la guitarra dedicada al encuentro que tuvieron hace nueve años en Viena. "A waltz for a night", desnuda y hermosa, fue compuesta por la propia actriz para el film. Un poco más tarde, Jesse escoge un CD y hace sonar una canción de Nina Simone ‒"Just in time"‒ que ya no dejará de escucharse hasta el fundido final, y es en el mood de esa canción, mientras la baila, que ella le advierte: "Vas a perder ese avión". Jesse sonríe y responde: "Lo sé".
Justo a tiempo, me encontraste justo a tiempo
Antes de que llegaras mi tiempo se acababa
Estaba perdida, el dado perdedor lanzado
Todos mis puentes cruzados, ningún lugar adonde ir
Ahora me escuchas, ahora sé adónde voy
No hay más dudas ni dolor, encontré mi camino
Porque el amor llegó justo a tiempo, me encontraste justo a tiempo
Y cambiaron mis noches solitarias aquel día de suerte



Se trata de una música cuya intención no es acompañar de forma pasiva a las imágenes ni mucho menos rellenar un vacío que éstas serían incapaces de cargar de significado por sí mismas. Por un lado es música diegética: está allí, vemos su fuente, no ha sido superpuesta en la post-producción sino tomada en el momento de rodar la escena. Pero además es una música que articula las acciones, no explica ni interrumpe, su función es que avance la trama haciéndose indisoluble de ésta. El final de "Before sunset" sería otro, me atrevo a decir que peor, sin "A waltz for a night" y "Just in time".

Otra película que no cabe etiquetarse meramente como un musical aunque la música juegue un papel narrativo protagonista, es "Hedwig and the angry inch", del actor y director John Cameron Mitchell y estrenada en 2001. Cada canción, desde la que abre el film, toda una declaración de intenciones llamada "Tear me down", hasta la última, es igual de necesaria que cualquiera de los diálogos y monólogos en off para entender la historia de Hedwig y su pulgada cabreada.
Me levanté de la losa del doctor
como Lázaro del hoyo
Ahora todos quieren intentarlo
y decorarme
con grafitis de sangre y escupitajos
Enemigos y adversarios
intentad derribarme
Si me deseas, cariño, te lo advierto
Intenta derribarme



Esta banda sonora es radical empezando por su base punk setentera y siguiendo por sus letras: ráfagas disparadas contra el espectador que ponen en duda su género, su orientación sexual, que subvierten todos los valores tradicionales y plantean retos personales que puedan filtrarse en lo colectivo. "Hedwig and the angry inch" nació justamente como un musical de off-Broadway presentado en el salón de baile del Hotel Rivervie, lugar que alojó en 1912 a los supervivientes del naufragio del Titanic. Fue debido a su éxito como musical que la película se produjo, dando el salto de lo escénico a lo fílmico con el talento de un John Cameron Mitchell que encontró el lenguaje visual necesario para potenciar aún más el lenguaje sonoro contenido en las canciones.

Para terminar, recordemos las colaboraciones que se han establecido a lo largo de la historia del cine entre directores y compositores para configurar un marco audiovisual distintivo y único de las filmografías de los primeros que, así, tanto deben a los segundos. A destacar por su actualidad el tándem formado por Charlie Kaufman ("Eternal sunshine on the spotless mind", "Synecdoche, NY") y Jon Brion. Los guiones de Kaufman piden a gritos una música que acentúe esas escenas en el límite del disparate y la sensibilidad extrema, y Jon Brion ha sabido aportar un contrapunto que enriquece sin miedo ni osadía, tan solo con puro amor por el cine a la manera de aquellos pianistas que en la oscuridad, discretamente, matizaban con mayor o menor intensidad, con humor o melancolía, lo que ocurría en la pantalla silente. Desde aquel amanecer del cine, la música ha sido un personaje más.

1 comentario:

fernando mejia dijo...

¿Y por qué todavía no las he visto? Tienes de dejarlas...