29 de noviembre de 2005

Barajando

Gafas baratas, pelo crespo sin brillo ni corte definido, piel blanca y ojos de Woody Allen atentos a su baraja gastada por el manoseo continuo. El metro avanza, pero para el muchacho es como si nunca cambiara de estación. Viste prendas vaqueras que caen de cualquier forma sobre su cuerpo leve. Pienso que no le entusiasma ir al colegio ni estar rodeado de extraños, y acaso baraja en sus cartas otras posibilidades como leer libros de Agatha Christie o jugar a la consola. O tal vez –por qué no– imagina una vida futura donde él sea el que ahora no puede ser, el que se sueña en todas las combinaciones al azar de oros, copas, espadas y bastos.

1 comentario:

León Sierra dijo...

¿Quién sabe?
La suerte de las cartas, que las propias cartas tienen...