26 de marzo de 2009

Way out

A los veintiuno estudié que de los microestados de los sistemas podían deducirse magnitudes macroscópicas, como por ejemplo la entropía. A los veinticinco estaba jugando a ser alguien en una ciudad del Midwest americano, y tal vez lo fui. A los veintiseis le di mi primer beso a un chico, por fortuna él mereció ser el primero después de tantos años yermos. A los veintiocho conseguí mi primer trabajo "de verdad", la alegría me duró hasta los veintinueve si bien hasta los treinta y uno no me decidí a dejarlo y recomenzar a ciegas. El año pasado tuve el mejor trabajo de mi vida, pero me ha durado poco. Al menos he dejado un producto que, espero, ayudará a mejorar un poquito la educación en este mundo del siglo XXI donde saber postear es más importante que recordar quién encontró su derrota en la batalla de Waterloo.

De los microestados de los sistemas pueden deducirse magnitudes macroscópicas, como la tristeza. Quiero ser alguien, otra vez. Quiero besos de amor. Quiero trabajar con pasión. Quiero, quiero, quiero... Eso dicen los niños. Tengo treinta y cuatro y me siento tan torpe.

Napoleón estaba loco, pero persiguió un sueño.

1 comentario:

kailing dijo...

Animo, la torpeza vital es tambien un modo de vivir la vida con cuidado, como si se nos fuera a romper con solo tocarla.