14 de marzo de 2009

Olivia

Olivia tiene dos días. Nunca había sostenido en mi regazo a un bebé tan, tan pequeño. Es tranquila, no llora cuando hay estruendo de voces, ha aprendido muy rápido a nutrirse del pecho materno. Se parece mucho a su papá, aunque la mamá asegura que la boquita y los ojos son suyos.

Sostenía a Olivia, como digo, y me dio por pensar en qué vida le espera. Olivia, que ni siquiera mira el mundo todavía, ha emprendido el viaje a ninguna parte. No ha tenido mala suerte para empezar, ha nacido en una clinica privada situada en un barrio residencial de fronteras invisibles pero efectivas. Sin embargo, ¿quién te privará del dolor, la duda, la desesperanza? ¿Quién te explicará que el ser humano, capaz de concebir el universo en su mente, de construir la catedral de Chartres, de coronar el Everest, es responsable de la agonía y muerte de millones de bebés como tú, bombardea ciudades día y noche por el triunfo de una idea miserable, transforma irreversiblemente el planeta que le dio vida en un vertedero colosal? ¿Quién te enseñará el precio de vivir, pequeña?

Olivia no se movía entre mis brazos. Yo la miraba. Un día Olivia sostendrá a un bebé en su regazo, le mirará, y querrá llorar.

4 comentarios:

León Sierra dijo...

:*(

Luis Guillermo Franquiz dijo...

Confieso sentirme muy afín a tus palabras, pero prefiero concentrarme en todo lo mágico que involucra cada nueva vida y en la semilla que nace con él: la esperanza.

Ruth dijo...

No lo había leído hasta ahora... y ya la pequeña Olivia abre los ojos, aunque todavía no sepa enfocar. Poco a poco.

Anónimo dijo...

Lo leo ahora...cuando Olivia ha cumplido ya su primer año y hoy lo celebramos. Hace el mismo sol que aquellos días en la clínica, cuando recibí vuestra visita. ¡Tenía tantas ganas de enseñáros a nuestra pequeña! Recuerdo perfectamente cuando la tuviste en brazos, me pareció muy bonito que la quisieras coger, Antonio, porque me sorprendió. Lo mejor... creo que son esos ojos con los que descubre el mundo y que tú conociste cerrados. Es una mirada mágica.
Gracias Antonio, le guardaré estas palabras tan maravillosas.