15 de febrero de 2006

Interpretación

Estos días he interpretado un personaje en el vídeo que León ha realizado como proyecto fin de curso. Un personaje que a su vez era un actor que encarnaba a otro personaje en una obra de teatro. Más allá de la emoción por estar junto a él en esto, de mi descubrimiento de lo que significa rodar en un plató de televisión, del calor de los focos, de la costra de maquillaje sobre la piel, de llevar ropas ajenas, de movimientos, tonos de voz y palabras que no son propias, me quedo con esos intervalos entre toma y toma en que retrocedía el camino andado y volvía a mí. ¿A mí? No exactamente; me ocurría que los problemas que me habían atenazado horas o minutos antes, parecían mucho más lejanos. Era complejo determinar quién era. Acababa de experimentar unas emociones que eran parte de la película y que no por ello resultaban menos vívidas. Y al cesar el rodaje se abría un vacío entre lo que se supone que soy y, por decirlo de alguna forma, la vida ahí afuera. El mismo vacío que, en ciertas ocasiones, me separaba del horizonte de pinares y montañas al otro lado de los ventanales de ese último piso del edificio donde rodábamos. Me escapaba unos minutos del plató, recorría el largo pasillo y me acercaba al cristal para contemplar el sol de mediodía alzándose sobre la sierra. Yo, Antonio, dudando de todas mis certezas. ¿Actor, amante, enemigo? Depende de la escena.

Siempre, un niño desnudo ante el mar. Un poeta interpretando la vida.

2 comentarios:

Vulcano Lover dijo...

sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela!

Anónimo dijo...

Me encantaría poder ver ese video...