Cuento las veces que me avergoncé, revisito los rincones de mi inmadurez, mi deseo de pubertad perenne. Entonces me digo no estaba tan mal, me pongo en pie y hago una mueca frente el espejo mientras me desnudo para vestirme de vida. El aire de un nuevo tiempo llena la ciudad, soy feliz cuando mi mente anula el tiempo y me convierto en el chico que podía ser todas las cosas, el chico lanzado hacia un futuro completamente desconocido, vaciado de ilusión y memoria. Quizás por eso, estos días estoy empeñado en habitar este instante, y éste, y éste...
Uno no cambia nunca, sólo cambian los anhelos. Y son mis anhelos los que en mi nueva etapa habitan este instante que se desliza.
Ya no me lanzo al futuro, prefiero quedarme en el presente. Deslizarme con él.
1 comentario:
Panta Rei... y lo mismo pensaba Lao Tze. Todo fluye... cual manso amazonas o como rugiente Niagara... Y dejandome llevar te encuentro, pues tu igual que yo tambien fluyes hacia la misma mar oceana.
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