13 de septiembre de 2006

Cuento las veces que me avergoncé, revisito los rincones de mi inmadurez, mi deseo de pubertad perenne. Entonces me digo no estaba tan mal, me pongo en pie y hago una mueca frente el espejo mientras me desnudo para vestirme de vida. El aire de un nuevo tiempo llena la ciudad, soy feliz cuando mi mente anula el tiempo y me convierto en el chico que podía ser todas las cosas, el chico lanzado hacia un futuro completamente desconocido, vaciado de ilusión y memoria. Quizás por eso, estos días estoy empeñado en habitar este instante, y éste, y éste...

Uno no cambia nunca, sólo cambian los anhelos. Y son mis anhelos los que en mi nueva etapa habitan este instante que se desliza.

Ya no me lanzo al futuro, prefiero quedarme en el presente. Deslizarme con él.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Panta Rei... y lo mismo pensaba Lao Tze. Todo fluye... cual manso amazonas o como rugiente Niagara... Y dejandome llevar te encuentro, pues tu igual que yo tambien fluyes hacia la misma mar oceana.