Hoy pasé debajo de tu casa,
tenías la persiana de tu cuarto
bajada,
como hace tiempo, cuando
gritaba
¡Que entre la luz!
y tú me acariciabas
la cabeza
o la espalda
sin fuerza,
sin hundir tu mano
en mi piel,
sin plantar tu bandera
en mis entrañas,
y la caricia
resbalaba
y se perdía,
como tú te deslizabas
de mi vida.
Hoy pasé debajo de tu casa
y mi corazón burló mis trampas.
1 comentario:
Tan cerca y tan lejos... somos victimas y victimarios.
El amor es inevitable
Paz
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