19 de octubre de 2005

Recuerdos improbables (VI)

Habías venido a mi casa para hacer el amor, no hizo falta una copa ni torpes equívocos. Te besé en la cocina tomando tu nuca en mi mano, tú cerraste los ojos y me besaste con todo. Te amaba, no necesitaba nada más. Las horas que pasamos en mi cama fueron horas de olvido y fuga. Al final te pregunté si querías quedarte, y aunque entendí tu silencio, no pude reprimir un latigazo de dolor cuando cerré la puerta tras de ti y te alejaste hacia las escaleras envuelto en sombras de madrugada.

No hay comentarios: