31 de octubre de 2005

Bosque

Entonces estaba equivocado... Me mintió el ocaso, me burlaron las madrugadas de desnudos entre cigarrillos y velas. Todas esas palabras, esos paréntesis que encerraban otros paréntesis, eran un bosque. Y en él me perdí. Me perdí porque quería perderme, no lo niego. ¿Quién querría salir? ¿Quién no desearía abrazarse a esos troncos, lavar sus manos en las lagunas o clavar las rodillas en la tierra? ¿Quién no se tumbaría en hojas secas y perseguiría los destellos del último sol? ¿Quién no rozaría la locura en las noches de invierno, cuando la humedad flota, se pega a la piel y nos incita a devorar otra piel húmeda y palpitante? ¿Quién no soñaría con deshacer su mundo y convertir ese bosque en su morada?

Después de perderme en tu bosque, dime qué podrán significar otros.

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