28 de abril de 2005

Aquel verano

¿Te acuerdas, cariño, de aquel parque de atracciones? Nunca lo dijimos, pero sé que tú sentías lo mismo cuando hacíamos el amor aquel verano, con las ventanas abiertas de par en par, y la brisa nocturna secaba nuestro sudor al tiempo que un rumor de gritos perforaba nuestro silencio, o mejor dicho eso era nuestro silencio, un desgarro lejano con cada descenso de la montaña rusa, y tú y yo, mi amor, mirándonos, comprendiendo sin palabras lo excepcional de que toda esa gente fuera ajena a nuestro secreto, de que sintieran un vértigo atroz que sin embargo no era nada comparado con nuestro vértigo, y nos dejábamos ir, y abrazados nuestros cuerpos como dos siameses el sueño nos llegaba envuelto en esa nana fantasmal, los gritos del parque de atracciones inundando la habitación en olas de brisa nocturna.

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