19 de enero de 2010

Iceberg

No te lo puedo decir, tampoco quiero. No tiene sentido que sepas cuánto te escondo. Te veo, disimulo muy bien cuanto nos encontramos y siempre parece una casualidad, y no es que no lo sea, pero cada vez que se abre esa puerta mis rasgos se tensan, y si eres tú quien se acerca me convierto en un iceberg, todo lo llena la luz azul y yo soy un iceberg que tiembla en el mar. Me miras, te miro, hablo con ligereza y me río y tú también te ríes mientras me derrite tu fuego azul, tu tacto azul, tu aroma mareante y azul, azul, azul...

De todos modos, siempre he sido un iceberg contigo.

1 comentario:

abraham palafox dijo...

antonio,saludos
feliz todo :D