26 de enero de 2009

Mañana del veintiséis de enero

La calma, la complicidad de ayer, han caducado. Caducan muy rápido en estos días las buenas sensaciones. Pero fue lindo verte en esta pantalla, mirarte con amor y solo amor. Fue lindo escucharte, reír contigo, asentir. Y bueno, ahora me daría un poquito de vergüenza leer mi lista. O quién sabe, tal vez la aprobaría palabra por palabra. Qué importa, ya fue.

Lo que quería decir (aparte de que me faltas, pero ahí ya me estoy repitiendo) es que hoy soy más lúcido de este desgarro. Qué pena que la lucidez, por dolorosa que sea, no sea suficiente. Asumo la perspectiva, lo nuevo que veo de ti tras "dormir" tu lista y despertar a este veintiséis de enero. Pero aún quiero ver más, mucho más, todo lo que haga falta para (re)descubrirte.

Amo su libertad, dijo el poeta...

Miro una escena, con fijeza: tú y yo abrazados de nuevo en un aeropuerto.

1 comentario:

amanda dijo...

Antoniooooooooo.

Los días de las buenas sensaciones, que gran descubrimiento, esos días terminaron, hace un par de años.

¿Estas haciendo listas?

Eso sí que me parece chévere, es una de las cosas que mejor me hace.

Besos, yo también confío en el aeropuerto, que se gasten.