15 de diciembre de 2007

La verdad de estos días

En estos días, justamente, veo sin distorsión tu belleza. Pasó el agrior, la incomprensión, y me siento tan vacío que nada se interpone en cómo te veo, cómo te siento, y ahora que dudo de todo, de los caminos que seguí y de cuáles puedo tomar, lo seguro es que no has sido un error más en mi estúpida cadena de errores.

No sé, es sorprender una mirada tuya y sacudirme el amor y de inmediato el miedo por el futuro de ese amor, desear parar el tiempo y taparme bajo unas sábanas que hace semanas son mi refugio a prueba de ilusiones, pesadillas, nostalgias. Cuando no estás, vivo en horizontal como aquellos primeros días en tu buhardilla de la calle Atocha -¿recuerdas?-, solo que ahora la desesperanza ha robado el lugar de los horizontes.

Ahora, en estos días, me sostengo en anécdotas, destellos de esa felicidad que en esta ciudad me esquiva. Salgo poco, y cuando lo hago la extrañeza me puede y acabo montado en un tobogán emocional poco propicio para tomar tierra y echar raíces. Entre tanto, me siento arrancado de un estado demasiado placentero, junto a ti, en el Madrid donde nació y creció lo nuestro.

Eres un hombre maravilloso, ésa es mi única certeza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

:( Besos. Besos a los dos.