5 de diciembre de 2007

El más triste de los hombres tristes

Soy el más triste de los hombres tristes,
visto esa misma ropa de no tener ganas de vestirse,
las mismas zapatillas viejas y cómodas,
el mismo jersey amplio para cubrir la tristeza;
soy el más triste de los hombres tristes,
miro esa pareja que sale sin mirar atrás,
y la voracidad con que doy cuenta de mi sandwich
seguro que es la misma con que ellos devoraron los suyos
y esas patatas fritas que acompañan tantas soledades.

Veo en el reflejo del cristal
las paredes, las caras cansadas al anochecer
de las camareras y los clientes como yo.
¿Cliente de qué?, me pregunto...
Más bien me siento miembro
del club de los asesinos del tiempo.

Soy el más triste de los hombres tristes,
esta noche no hay escondite para mi tristeza,
solo puedo disimularla entre otras,
aromatizarla de olor a comida rápida,
empaparla en bebida gaseosa;
y mientras,
la ciudad en el lado invisible,
intocable.

Llegué caminando sin querer llegar a ningún sitio,
mejor habría cogido un autobús que no parase nunca,
o al menos que no parase hasta el amanecer,
tal vez en otra ciudad,
en otra vida.

Pero esta es mi vida, triste en ocasiones como la de todo el mundo.

3 comentarios:

tomatita dijo...

Hasta de la tristeza también se aprende..así que remángate los pantalones, enrosca la tristeza en lo más alto, y a los lodos cotidianos para sacudir el abatimiento.

Un abrazo.

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Miembro del club de asesinos del tiempo..., qué gran frase!

Pues sí, yo creo que somos personas y que nos juntamos para compartir nuestras soledades, que eso eso con lo que vinimos bajo el brazo.

Jo, no estés tran triste, niño!

Hace una sonrisica? :)

Ti. dijo...

me encanto quizas por que hoy yo soy la más triste de las mujeres tristes