27 de junio de 2008

Google Earth

He viajado. He vuelto al sitio exacto de mi primer beso o al banco a la orilla del lago artificial donde miré los ojos azules de aquel chico y supe que estaba enamorado de él, que era mi primer amor. A golpe de clic, de rueda de ratón, he visitado la azotea de mi (nuestro) apartamento en Quito y los tejados de mi primera vivienda en Madrid. Las calles de Paris donde vagué y encontré, las avenues y streets de Columbus donde renací a fuerza de amor y dolor o el prado de Londres donde vi arrancarse los pétalos de aquel magnolio mientras los niños jugaban con sus cometas...

He viajado sin moverme de mi silla, sin dejar de tener frente a mí los muros y el resquicio de patio arbolado que Google Earth también me muestra si quiero, y entonces me imagino allí en la foto mientras un satélite gira en lo alto, y yo querría subirme a él y recorrer de verdad el mundo, volver a los lugares del recuerdo, que el presente fuera ese eterno vuelo sobre la vida, sobre tantos pasados entrecruzados y tantos futuros por habitar.

Apartamento en Quito
He viajado y me he deseado en otros espacios, otros tiempos. He soñado también que habrá nuevos puntos del mapa que un día revisitaré con nostalgia sentado en otra silla, frente a otra ventana con otras vistas, y tú, amor mío, estarás a mi lado y volveremos a tus sitios y mis sitios, mis recuerdos y los tuyos, y muchos serán los mismos, y con una mano moveré el ratón y la otra recorrerá tu cintura mientras el planeta gira y un satélite lo sobrevuela.

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