11 de noviembre de 2007

Fotograma

No sé por qué, te he hecho un hueco bajo mi hombro. Hablas, me cuentas cosas, te cuentas al traer a esta cama donde jamás has dormido ese patio donde jugabas de niño, el olor de tu madre cuando la abrazas, el primer concierto al que fuiste. Yo te escucho, intento no olvidar tu nombre, pero todo lo que ocupa mi mente es un fotograma como si alguien hubiera presionado de repente el botón de pausa de nuestro encuentro: te levantabas, más concretamente empezabas a caminar hacia la puerta camino del baño, tu espalda desnuda y tu mano derecha formando un pequeño cuenco bajo tu sexo para no manchar la alfombra. En la imagen estás de perfil, tu pelo cayendo sobre la frente y tu vientre contraído en ese caminar de puntillas. Todavía paladeo el oscuro de tu piel y el abismo de tu boca, guardan mis manos la forma de tu cadera y en mis oídos resuena el temple de tu garganta.

Me pregunto si recordaré estas cosas que me cuentas. Tal vez las olvide, y también tu nombre; es lo más probable. Sin embargo, sé que perdudará el instante en que me dejaste jadeando sobre una nube de sábanas, libre de pensamientos, viéndote alejarte como te alejarás dentro de un rato ya vestido, por las calles, con el The End sobreimpreso en mis retinas.

3 comentarios:

Para, creo que voy a vomitar dijo...

Qué preciosidad, niño. Es un fotograma que he visionado a la perfección... No sólo lo he visionado, sino que lo he sentido.

Guárdalo. Atesóralo y no lo pierdas :)

Perraburu dijo...

Corto, real, intenso. Es precioso el relato. Espero que lo recuerdes.

Anónimo dijo...

Gracias a los dos. Por cierto, Perraburu, acabo de ver que has cerrado tu blog. Qué pena... Vuelve.