Soy egoísta, lo asumo y asumo las consecuencias de mi desconsideración hacia al dolor ajeno cuando mi propio dolor no fue considerado. Y no sólo soy egoísta, para nada. Tengo otros defectos irritantes, me complacería enunciarlos pero me persuadí hace tiempo de que la brevedad es una virtud necesaria en los posts.
Sí, hoy alcanzo la verdadera libertad. La reconciliación con mi ego olvidado.
3 comentarios:
Comparto el sentimiento... tal vez te interese echar un vistazo.
http://triplesentido.blogspot.com/2009/09/escepticismo.html
Tenemos que aceptarnos, tenemos que conocernos. Cada uno es lo que es.
Enhorabuena por tu verdadera libertad. Eso cómo y dónde se consigue?
Tienes razón, es intrínsecamente imposible conseguirla y además en cada momento de nuestra vida la libertad es algo distinto. Pero hay que preservarla, no perderla, conquistar nuevos territorios si podemos...
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