16 de septiembre de 2009

Virus

Anginas, fiebre, dolor muscular. El dia que arrancaron mis clases se desató la enfermedad, pasajera pero intensa, distorsionando más una realidad a la que aún tengo que acostumbrarme. Pero no cedo, no pierdo pie de este inicio que vivo intensamente, con máxima avidez, con su estúpida ‒¡pero tan necesaria!‒ dosis de ilusión.

Una clase, un descanso tumbado en la hierba, un menú compartido junto al ventanal. una escapada a la sala de ordenadores para chatear con algún amigo. Escenas de una secuencia de la que yo, cada día, soy el protagonista.

La apuesta es fuerte, vengo de una etapa de desorientación, de dolor, de amargo conocimiento de mí mismo, y además a mis treinta y cuatro tengo que dar gracias a mis padres por creer en mí de nuevo y hacer posible este intento. Ojalá les dure la paciencia hasta que pueda seguir viaje sin su apoyo y saldar mi deuda, es mi última oportunidad de enderezar mi zigzagueo errático, de lograr mi revolución.

Tengo un virus, se extiende por mi cuerpo. Soy un enfermo crónico de esto que llaman vida.

2 comentarios:

amanda dijo...

Ay mi guapo! cuidate por favor! me ha dado una pena leer esto, un opresión en el pecho, paracetamoles líquidos, ya sabes.

Te mando un montón de besos y de maldiciones porque eso da suerte.

Nos vemos el proximo mes!

Vulcano Lover dijo...

Estas en el camino que quieres estar, y eso es lo más importante. La enfermedad es anecdótica, créeme. Cuídate mucho y apoyate en quien te quiere, vale?