Hay canciones perfectas para sentarme en un asiento de ventana del tren de cercanías que me lleva a la universidad. El paisaje dispara poesía, y la canción envuelve las figuras (una torre metafórica, un atasco aliterativo, unas luces hiperbólicas al horizonte) de esa nostalgia.
24-25, justamente el tiempo antes del tiempo. Un continente extraño, una felicidad efímera. Inexplicable. Irrepetible.
4 comentarios:
Mi estado de ánimo no puede ser más distinto, pero Kings me ha llegado igualmente. Será que es buena música...
palabras como rocas de la memoria. Y la indolencia dulce de la enfermedad que se aleja, como las rocas del mar, también.
Miraos qué majicos aquí los dos :P
Qué preciosidad de canción.
Enfermar es un letargo que nos viene bien a todos. Es como un paréntesis, como un viaje a un planeta.
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