1 de marzo de 2006

Razones de la tristeza

El chico que quiero se siente triste a menudo. Le quiero por esa tristeza. Bueno, no sólo por eso, pero es su tristeza lo que me mata de él. Y es que puede ponerse triste pensando en que debería ganar cierto premio de poesía, recordando un olor de su Quito natal o, simplemente, haciendo mimos a su gato. Esas razones me desarman aún más que la tristeza que le provocan.

Ahora estoy yo triste. Creo que por eso he recordado su tristeza, ésa que me hace quererle. Me da pudor nombrar la razón de esto que siento, es menos enternecedora que las suyas, aunque sé que a fuerza de amor él sabrá mitigar mi rabia, mi impotencia que –como siempre me ocurre– ha terminado entristeciéndome.

Sé que es sólo un ratito, sólo esta tarde, sé que pronto me volveré a reír con ganas, y sé que al ver de nuevo al chico que quiero, volveré a amarle, a besar su piel y buscar mi placer en el suyo. Sé que nuestra tristeza no será triste.

Pero ahora esta tristeza es todo lo que hay, y por eso lo escribo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Déjame ser cuenco de tu tristeza, renglón de tu verbo herido.

manue dijo...

Tristeza es la sensación de notar el peso del aire, de sentirse impotente por la poca compasión de las manecillas del reloj que no se detienen.
Para algunos, la melancolía es eterna, la tristeza un ir y devenir de las ojas en otoño.
Con permiso, a descansar me acuno en tu blog... siento paz.