15 de enero de 2019

Aquí y ahora



Unas de las constantes de mi vida es llegar tarde a las cosas importantes. Sí, puedo afirmar que he llegado, pero tampoco tengo duda de que no lo he hecho en el momento más adecuado, cuando era natural darme el primer beso con un chico, irme a aquellos conciertos de U2 y The Cure en San Sebastián cuando iba al instituto, encontrar mi vocación (en esto aún estoy)... Hace tiempo que no me amargo por eso, otra de las cosas a las que he llegado tarde es a quererme de verdad, ser positivo, vivir al máximo en el presente.

Todo esto viene a que anoche volví de un festival que se celebra en un inenarrable resort turístico de la costa sur de Inglaterra. Es la tercera vez que voy al Rockaway Beach Festival, en Bognor Regis, y es el tipo de experiencia para el que aquel adolescente fanático de la música estaba preparado, destinado, y que tanto tardó en disfrutar. Ya ahora hay conciertos o festivales donde me veo demasiado mayor, donde mi presencia es apenas "socialmente aceptable", y sé que en unos años habrá pocas ocasiones en que me sienta tan a gusto como en este festival. De hecho lo extraño en él es ver a gente por debajo de cuarenta años, y eso que más de la mitad de la programación son bandas emergentes. También ocurre que el público "indie" de ahora no es exactamente como uno lo esperaría, pero eso es otro tema.

Lo que quería decir es que soy inmensamente feliz haciendo estas cosas, cosas que podría llevar haciendo casi treinta años, aunque quizá la intensidad que siento en estos días ya la habría vivido en ese pasado imaginado y estaría más a vueltas de todo. Nunca se sabe, lo cierto es que he llegado, que estoy aquí y que pienso correr hasta el final.

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