23 de abril de 2011

Deslizamiento

Inevitablemente, me dejo llevar a través de los días como si ninguna fuerza tirase de mí. Me pregunto si, efectivamente, existe alguna fuerza externa que me afecte y me provoque una aceleración en el pecho, un pálpito nuevo, unas ganas irrefrenables de gritar mi amor o mi odio. Y no, esas fuerzas llevan tiempo equilibradas, el camino firme que emprendí hace cerca de dos años está próximo a su fin y yo me deslizo todavía como si no intuyera el abismo. Es lo fácil. ¿Por qué entonces la insatisfacción, ser capaz de admitirla y nombrarla? ¿Por qué ahora?

Tal vez la insatisfacción sea mi motor, mi fuerza interna. Tal vez no deba esperar ya nada de fuera, nada. Tal vez nunca haya dependido más de mí mismo y esto que llamo deslizamiento sea la inconsciencia del conductor que vuela por la autopista al control de su vehículo olvidando casi que es él quien sujeta el volante, quien cambia las marchas, quien mira al horizonte como si no intuyera el abismo.

Ni el abismo ni los cadáveres que han quedado en el arcén.

2 comentarios:

BELTRÁN LAGUNA dijo...

ser capaz de nombrar la realidad

yo llevo semanas pensando en esto y en cómo una vez que le hemos puesto el nombre nos hemos dejado tanta parte de realidad por el camino

Anónimo dijo...

Olá!
A palavra insatisfação também é um problema para mim.
Achas bem eu pensar que estou menos só, sabendo que estás aí?
Até breve!
Paulo (Porto)