21 de marzo de 2010

Un Dios, un destino

El corazón que traicionaste,
el corazón que perdiste,
mira ahora
qué corazón era.
En vano buscaste
huir conmigo;
romano cruel, al fin
estás conmigo.
Un Dios, un destino
más fuerte que tú,
nos desea juntos
en la vida y en la muerte.
En la misma hoguera
que me consume,
y en la tierra,
estaré contigo.

1 comentario:

  1. el corazón que perdiste,
    mira ahora
    qué corazón era


    Siempre es así, el corazón. Siempre haciéndose nuevo para no querer cambiar jamás.

    Ay Bellini, cómo era!

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