Hay canciones perfectas para sentarme en un asiento de ventana del tren de cercanías que me lleva a la universidad. El paisaje dispara poesía, y la canción envuelve las figuras (una torre metafórica, un atasco aliterativo, unas luces hiperbólicas al horizonte) de esa nostalgia.
24-25, justamente el tiempo antes del tiempo. Un continente extraño, una felicidad efímera. Inexplicable. Irrepetible.
Mi estado de ánimo no puede ser más distinto, pero Kings me ha llegado igualmente. Será que es buena música...
ResponderEliminarpalabras como rocas de la memoria. Y la indolencia dulce de la enfermedad que se aleja, como las rocas del mar, también.
ResponderEliminarMiraos qué majicos aquí los dos :P
ResponderEliminarQué preciosidad de canción.
ResponderEliminarEnfermar es un letargo que nos viene bien a todos. Es como un paréntesis, como un viaje a un planeta.